Lucca tiene 12 años y está retirada. Vive tranquila y feliz junto a la familia de uno de los militares con los que sirvió en Irak. Y él, el sargento Chris Willingham, lo tiene claro: si no hubiera sido por Lucca, no habría regresado a casa sano y salvo. Ahora toca cuidar de ella como se merece. Y Lucca, además, acaba de recibir el más alto galardón para un perro soldado.
Esta bella Pastor Alemán acompañó a los Marines durante seis años, a lo largo de 400 misiones en Irak y Afganistán. Gracias a su capacidad para detectar explosivos, protegió a miles de soldados: no hubo ni una sola baja humana en las patrullas guíadas por Lucca.
Ella, sin embargo, sí que fue herida. En su última misión descubrió un IED y mientras trataba de localizar otros en los alrededores, uno explotó y tuvieron que amputarle una pata. Su compañero en esa patrulla, el Corporal Juan Rodriguez, se ocupó de que Lucca no perdiera la vida, aplicándole un torniquete hasta que pudo ser evacuada; no se separó de su lado.
Ahora, cuatro años después, Lucca ha dejado atrás su pasado militar y está del todo adaptada a su nueva vida, con una familia que se ocupa de mimarla y cuidar de ella.
Lucca fue adoptada por el mismo soldado que estuvo a cargo de su entrenamiento inicial, con el que sirvió en Irak.
Lucca hasn’t let her injuries stop her and she enjoys a happy and active retirement #PDSADickinMedalhttps://t.co/ruuvICt8Ua
— PDSA (@PDSA_HQ) 5 de abril de 2016
La gran labor de Lucca ha sido reconocida con una condecoración muy especial, algo así como la Cruz Victoria del universo canino, la medalla PDSA Dickin.
Es el primer can Marine en recibir este galardón, el mismo que le otorgaron -de forma póstuma- a Diesel, la perra que murió en los atentados de París.