La polémica prohibición de los perros de raza American Bully XL en el Reino Unido que ha entrado en vigor en 2024 -tras una serie de gravísimos ataques de perros a personas- ofrece a los que convivan con estos canes dos opciones: registrar a sus perros y cumplir una serie de estrictos requisitos (deberán llevar bozal y correa siempre en público, deberán estar castrados, etc.) o sacrificarlos.
Es más, los que opten por esta segunda opción recibirán una compensación para ayudar con el coste de esa "eutanasia", en torno a 230 euros.
La preocupación es máxima entre las protectoras y asociaciones que llevan años luchando contra la legislación en función de las razas de perros y hay diversas iniciativas legales en marcha para intentar paralizar o modificar la reforma que podría traducirse en la muerte de cientos de perros.
Llevan meses asesorando e informando al público porque, además, la normativa es tan poco específica que hay muchas personas que no tienen claro si su perro entraría dentro de la calificación de "tipo" Bully XL o no.
Y la preocupación también es máxima entre los veterinarios, lógicamente, puesto que su propio Gobierno les ha colocado en una situación imposible.
Pese a que, según los datos de una reciente encuesta, el 60% de los veterinarios afirmó que se negarían a eutanasiar a un Bully XL sano y sin problemas de comportamiento lo cierto es que ya han comenzado los sacrificios.
La Asociación de los Veterinarios Británicos ha hecho un llamamiento público tras constatar que empiezan a enfrentarse con todo tipo de insultos e incluso amenazas de muerte por atender las llamadas de personas que se informan sobre la posibilidad de sacrificar a sus perros.
Piden respeto y consideración en un momento extremadamente complicado. Y piden a los veterinarios que apliquen una política de tolerancia cero ante los abusos.
“Entendemos que este ha sido un momento excepcionalmente estresante y preocupante para los dueños de perros tipo Bully XL. La prohibición del Bully XL por parte del Gobierno también está ejerciendo una presión adicional sobre los equipos veterinarios que están haciendo todo lo posible en circunstancias muy difíciles para ayudar a que los propietarios de XL Bully puedan quedarse con sus mascotas siempre que sea posible. Su compromiso se extiende a apoyar a los clientes en cualquier toma de decisiones sobre la eutanasia en casos individuales.
Es simplemente inaceptable que estos profesionales enfrenten desafíos adicionales mediante abusos, intimidación o amenazas. Estas acciones pueden tener un impacto enormemente negativo en los veterinarios individuales y en el equipo en general."
Un nuevo y complicadísimo frente para los veterinarios en el Reino Unido, una profesión que ya de por sí se enfrenta con unos niveles de estrés y de "burnout" considerables: los casos de depresión e incluso de suicidios son mucho más elevados en el ámbito veterinario que en la población general y la decisión del Gobierno Británico con respecto a los Bully XL se puede decir que obliga a los veterinarios a ir contra su propio código ético.
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