Los veterinarios de todo el mundo llevan años alertando sobre los problemas que ha generado la cría selectiva que ha priorizado la estética sobre la salud de los perros.
En el caso de Carlinos, los Bulldog Inglés, los Frenchies y otras razas braquicéfalas, de morro chato, se da la paradoja de que aunque es cada vez más evidente que tienen multitud de problemas hereditarios de salud, que no pueden respirar bien y que esto afecta seriamente a su calidad de vida, son cada vez más ubicuos. En EEUU, por ejemplo, el Frenchie ha desbancado al Labrador Retriever como la raza más popular tras 31 años en los que los labradores ocuparon ese podio.
Las razones para esa popularidad son sin duda variadas, pero el hecho de que se críe a estos perros para que sean cada vez más chatos -basta ver imágenes de Carlinos o Bulldogs Ingleses hace 100 años y ahora- suele explicarse porque esa apariencia (ojos y frente grandes, nariz pequeña) se asemeja a la de los bebés humanos y, se ha comprobado, genera en las personas el mismo efecto.
La apariencia pedomórfica (infantilizada), desencadena un instinto de crianza y cuidado en todas las especies(incluso, se ha comprobado, hace que aumenten las posibilidades de adopción en perrosy gatos).
Ahora, un nuevo estudio de la Universidad ELTE Eötvös Loránd de Budapest ofrece una interesante clave adicional para explicar porqué estos perros son tan atractivos para las personas. No es solo por su aspecto, resulta que estos canes también tendrían más tendencia a buscar la ayuda de las personas cuando se topan con un problema que no pueden resolver.
Es decir, los rasgos infantiles de los perros braquicéfalos estarían presentes en su apariencia y también en su comportamiento, lo que reforzaría doblemente el vínculo con sus tutores.
El objetivo de este estudio era comparar el comportamiento de dos razas braquicéfalas (bulldogs inglés y francés) y una mesocefálica (mudi) en un contexto de resolución de problemas.
A los perros (15 bulldogs franceses, 15 bulldogs ingleses y 13 mudis) se les asignó la tarea de abrir cajas que contenían premios de comida. Se utilizaron tres tipos de cajas con diferente dificultad para acceder a los premios. Y los investigadores observaron, sobre todo, elementos del comportamiento dirigido por humanos sobre el éxito y la latencia (indicadores de motivación y capacidad).
Pudieron comprobar que tanto los bulldogs ingleses como los franceses tuvieron significativamente menos éxito en resolver el problema que los mudis. Ambas razas braquicéfalas tenían latencias de apertura más largas que la raza mesocefálica.
Las razas braquicéfalas se orientan menos hacia el problema y más hacia los humanos presentes.
Es decir, las razas chatas tuvieron menos éxito a la hora de localizar la comida pero se apoyaron en sus tutores, de alguna manera pidiendo su ayuda, algo que apoyaría la hipótesis de que los rasgos infantiles pueden estar presentes no sólo en la apariencia sino también en el comportamiento en las razas braquicéfalas, provocando que parezcan indefensos y generando un mayor apego por parte de sus humanos.
Estudios previos ya habían demostrado que los Carlinos y otros perros de morro chato establecen contacto visual con las personas antes que otros canes, algo que de es parte de su atractivo puesto que fortalece el vínculo entre unos y otros pero si a esto se le suma la posibilidad de que busquen la ayuda de las personas antes que otros canes entonces el efecto será doblemente poderoso.
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