Uno de los primeros consejos que se suele dar a alguien que convive con un perro ciego o que se está quedando ciego es que intente trabajar y fomentar la autonomía del can apoyándose en sus otros sentidos porque, obviamente, cuando pierden la vista los canes también aprenden a guiarse más aún por el olfato y el oído.
En ello está Targaryen, un bello Lebrel de cuatro años que se ha quedado ciego.
Con dos años le diagnosticaron degeneración de retina, una enfermedad que no tiene cura por lo que progresiva y rápidamente fue perdiendo la vista.
Eso no le impide disfrutar de la vida, obviamente y su familia le adora y le miman porque... a ver, es del todo irresistible.
Lo cierto es que a él le encanta jugar a atrapar pelotas. Y lo consigue, casi siempre, con una felicidad absoluta.
Peeeeero a veces tiene un problemilla, como veréis en este otro vídeo :-)
¡Un amigo ladronzuelo! Claro, no es justo, no juegan en igualdad de condiciones... Lo bueno es que a Targaryen no le importa demasiado, él siempre conseguirá más besos :-)