A través del olfato, los perros que han sido entrenados para ello pueden detectar cuando una persona va a tener una convulsión, una crisis epiléptica, o un cambio en los niveles de azúcar y alertar.
No es la primera vez que se demuestra que los perros pueden oler el estrés en las personas pero un nuevo estudio ha mostrado cómo los perros detectan el estrés traumático a través del olfato, un estudio limitado pero de relevancia puesto que implica que los perros tendrían la posibilidad de ayudar a personas que tienen síndrome de estrés post traumático (PTSD por sus siglas en inglés) alertándolas de que se avecina una crisis con mucha más fiabilidad.
Los perros que ayudan a personas con PTSD normalmente responden a señales físicas pero el estudio desarrollado en la Universidad de Dalhousie, en Canadá, se ha concentrado en comprobar si, además, pueden detectar el estrés a través del olfato.
Si los perros pudieran responder a los marcadores de estrés en la respiración, podrían potencialmente interrumpir las crisis de las personas con PTSD en una etapa más temprana, haciendo que sus intervenciones sean más efectivas.
Todos los seres humanos tenemos un“perfil olfativo” de compuestos orgánicos volátiles (COV), explican, moléculas emitidas por el cuerpo en secreciones como el sudor, influenciadas por nuestra genética, edad, actividades y otras variables. Existe cierta evidencia de que los perros pueden ser capaces de detectar COV relacionados con el estrés humano. Sin embargo, ningún estudio ha investigado si los perros podrían aprender a detectar COV asociados con los síntomas de PTSD.
Científicos del laboratorio del olfato canino y del laboratorio de psicología clínica, ambos en la Universidad de Dalhousie, se han unido para plantear este experimento:
Reclutaron a 26 humanos como donantes de olores. Estos participantes también participaban en un estudio sobre las reacciones de las personas que han experimentado un trauma ante los recordatorios de ese trauma; El 54% cumplió con los requisitos diagnósticos de PTSD.
Para donar su olor asistieron a sesiones en las que se les recordó sus experiencias traumáticas mientras usaban diferentes mascarillas. Una mascarilla proporcionó una muestra de aliento tranquilo que actuó como control, y otra, que se usó mientras los participantes recordaban su trauma, proporcionó una muestra de aliento objetivo. Los participantes también completaron un cuestionario sobre sus niveles de estrés y sus emociones.
En paralelo, los científicos reclutaron 25 perros para entrenarlos en la detección de olores. Sólo dos demostraron tener las habilidades y la motivación suficientes para completar el estudio: Ivy y Callie.
Ivy y Callie fueron entrenadas para reconocer el olor objetivo de las piezas de las mascarillas, logrando una precisión del 90% al discriminar entre una muestra estresada y una no estresada.Luego se les presentó una serie de muestras, de manera individual, para ver si aún podían detectar con precisión los COV de estrés. En este segundo experimento, Ivy logró un 74 % de precisión y Callie logró un 81 % de precisión.
La comparación de las identificaciones exitosas de Callie e Ivy con las emociones autoinformadas de los participantes humanos reveló que el las alertas de Ivy se correlacionaban con la ansiedad, mientras que las de Callie con la vergüenza.
"Aunque ambos perros mostraron con una precisión muy alta, parecían tener una idea ligeramente diferente de lo que consideraban una muestra de aliento 'estresada'", según explica la responsable del estudio Laura Kiiroja.
“Especulamos que Ivy estaba en sintonía con las hormonas del eje simpático-adrenal-medular (como la adrenalina) y Callie estaba orientada con las hormonas del eje hipotálamo-pituitario-suprarrenal (como el cortisol). Este es un conocimiento importante para el entrenamiento de perros de servicio, ya que alertar sobre los síntomas de PTSD de aparición temprana requiere sensibilidad a las hormonas del eje simpático-adreno-medular”.
A continuación, el equipo tiene previsto realizar experimentos para confirmar la implicación del eje simpático-adreno-medular.
"Con 40 conjuntos de muestras, el nuestro es un estudio de prueba de concepto que necesita ser validado por estudios con muestras de mayor tamaño", advirtió Kiiroja. "Además de inscribir a más participantes, los estudios de validación deberían recolectar muestras de una mayor cantidad de eventos estresantes para confirmar la capacidad de los perros para detectar de manera confiable los COV del estrés en el aliento de un ser humano en diferentes contextos".
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