Se acerca la Navidad, buen momento para recordar algo que debiera ser evidente: los cachorros no son juguetes. No son peluches. Adoptar o comprar a un perro es una responsabilidad, es un compromiso que no todo el mundo puede asumir. Y es mejor pensarlo muy bien antes de tomar esa decisión.
Hay que plantearse una serie de cuestiones clave, desde el mucho tiempo y dinero que conlleva cuidar bien de un perro a las trastadas y destrozos que, posiblemente, acaben con los nervios de algunos y con el presupuesto de otros...
Tener perro te cambia la vida y te la cambia por muchos años.
Habrá incontables momentos buenos pero otros tantos malos, días de lluvia y de frío en los que hay que salir a pasear como si hiciera sol, días en los que a las 5 de la mañana tendrás que ir a urgencias con tu perro y te saldrá por un ojo de la cara, vacaciones fastidiadas, etc. etc.
Un cachorro no es un peluche que se pueda aparcar en el armario...
En EEUU, donde parece que se investiga esta cuestión bastante más que en Europa, hay un grave problema añadido: la gran mayoría de los perros que se venden en tiendas proceden de granjas de cachorros, de los malsanos puppy mills.
Es lo que denuncian en este vídeo de ASPCA en el que destacan que al comprar un cachorro en una tienda o en internet -es decir, en cualquier sitio menos en un criador de confianza- estás apoyando, sin saberlo, sin querer, a estos negocios. El problema también existe en España, aquí se habla de los perros que traen de Europa del Este...
Y añadimos, si te has decidido, tras pensarlo bien, a compartir tu vida con un can, ¿por qué no adoptar?
Por si alguien no sabe lo que son los puppy mills, en este vídeo -de final feliz- se puede ver cómo son esos lugares en los que fabrican cachorros de raza como si fueran salchichas. Al menos Billy ha tenido suerte.
Para los quieren tener perro pero saben que no pueden, también hay opciones, desde ser casa de acogida para una protectora a, incluso, hacer de canguro canino.