Un estudio de la Universidad Eötvös Loránd, de Budapest viene a corroborar la importancia de seguir enseñando cosas nuevas a nuestros perros toda su vida: las intervenciones físicas, solas o en combinación, mejoran la flexibilidad conductual y el comportamiento social de los perros ancianos.
Tanto las personas como los perros son cada vez más longevos de ahí que contrarrestar el deterioro relacionado con la edad sea un objetivo cada vez más importante. Y, tal y como explican los investigadores que han llevado a cabo este estudio, los perros proporcionan un modelo excelente para estudiar el envejecimiento y las intervenciones debido a sus similitudes con los humanos.
Aquí lo que querían comprobar era si una intervención física y cognitiva combinada (más efectiva en humanos) podría mejorar el rendimiento de los perros y conducir a efectos de transferencia lejana (mejora no solo en la tarea específica entrenada).
Para ello se examinó el impacto de terapias de intervención de tres meses de duración (cognitivas, físicas, combinadas) sobre el rendimiento cognitivo y el comportamiento de perros mayores (de entre más de 7 y más de 14 años) utilizando una batería de pruebas de comportamiento.
La terapia física se centró en mejorar el equilibrio, la coordinación, la flexibilidad de las articulaciones o la conciencia corporal de los perros a través de un programa de propiocepción apropiado para la edad. El objetivo era fortalecer los músculos, promover el uso equilibrado de las extremidades, mejorar el equilibrio, la coordinación y la propiocepción.
La terapia cognitiva se centró en mejorar la resistencia de los perros a la distracción, la velocidad de procesamiento, el olfato y el cambio de tareas. Los ejercicios involucraron entrenamiento con clicker, entrenamiento de búsqueda, mantrailing, tareas de control y juguetes interactivos para perros, siempre ajustándose a sus capacidades.
Los resultados fueron similares para el grupo de intervención combinada y los grupos de terapia sólo cognitiva o sólo física: es decir, las intervenciones físicas, solas o en combinación, mejoraron la flexibilidad conductual y el comportamiento social de los perros. Las intervenciones cognitivas, solas o en combinación, aumentaron la neofilia.
Además, todas las terapias de intervención hicieron que los perros se involucraran más con su entorno. Y los canes menos viejos, de alrededor de ocho años, exhibieron un mejor comportamiento social, capacidad para resolver problemas y una mayor neofilia en su segunda prueba.
El rendimiento de los perros se vio influido por su salud, entrenamiento, juego diario con su tutor y rasgos de actividad/excitabilidad.
En este estudio han comprobado que los perros que jugaban con su tutor durante más de una hora diaria tenían más probabilidades de manipular un juguete nuevo, algo que sugiere que esa actividad puede afectar positivamente las capacidades cognitivas de los perros.
En resumen, las terapias de intervención tanto cognitivas como físicas pueden tener un impacto en el comportamiento de los perros viejos y sanos.Y estas terapias pueden ser más efectivas cuando se prolongan o se aplican a una edad más temprana, ya que los perros mayores sanos tenían menos probabilidades de mostrar mejoras.
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