La soledad es reconocida como una amenaza significativa para la salud pública, comparable a fumar 15 cigarrillos al día y potencialmente más peligrosa que la obesidad. Se ha asociado con un aumento del 26% en el riesgo de mortalidad y está vinculada a un mayor riesgo de problemas de salud mental, como depresión y ansiedad.
Los adultos mayores son particularmente vulnerables a la soledad debido a factores como la jubilación, la pérdida de seres queridos y la disminución de la movilidad. Y esto puede verse incrementado considerablemente en un entorno hospitalario.
Un nuevo estudio financiado por el Waltham Petcare Science Institute y liderado por Nancy Gee ha analizado, en este contexto, el efecto de los perros de terapia sobre personas de 59 años o más que estuvieron hospitalizadas durante cinco o más días.
Utilizando un diseño de control aleatorio con seguimiento longitudinal (al mes y a los seis meses), los investigadores demostraron los beneficios de la compañía canina en este entorno.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a uno de dos grupos:
Intervención con perro de terapia y su guía: Los participantes recibieron visitas de un perro de terapia acompañado por su guía humano.
Visitas solo del humano: Los participantes recibieron visitas únicamente del guía, sin la presencia del perro.
Las sesiones de visita fueron estructuradas y se llevaron a cabo en condiciones controladas para garantizar la consistencia en la experiencia de los participantes.
Los hallazgos del estudio han sido claros:las personas que interactuaron con el perro de terapia y su guía experimentaron una disminución notable en los sentimientos de soledad durante su hospitalización, algo que no sucedió en aquellos otros pacientes que solo recibieron la visita del guía sin el perro.
El estudio aporta evidencia valiosa sobre los beneficios potenciales de la interacción con perros de terapia para reducir la soledad en adultos mayores hospitalizados. Se requieren investigaciones adicionales, como bien destaca la responsable del estudio, pero, de nuevo, estos resultados sugieren que la presencia canina puede ser una herramienta valiosa en entornos de atención médica.
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