Piper es una belleza de Husky y en este vídeo sus humanos nos muestran cómo fue su primer encuentro con Lily, su futura compañera de juegos.
Movimientos de cola, nervios y felicidad, eso parece sentir Piper... El vídeo seguro que lo disfruta Lily un montón cuando tenga edad para verlo.
Y aprovechamos el vídeo para recordar los consejos de Santi Vidal sobre perros y niños:
¿Qué hacer cuando llega un bebé a una casa en la que hay un perro?
- El trabajo empieza antes, con el embarazo. Es importante revisar el estado emocional del can. Si tiene problemas, ese es el momento de llamar a un educador canino para trabajar con el perro antes de la llegada del bebé.
- Hacer una lista de cambios: ¿qué va a pasar cuando llegue el bebé? Menos tiempo para sacar al perro, espacios que de pronto le estarán vetados, momentos del día en los que tendrá que estar solo y tranquilo en alguna habitación, etc. etc. La clave es tener todo esto en cuenta e ir prepaarando al perro gradualmente a lo largo de los meses de embarazo, que vaya aprendiendo con calma.
- Muy importante: trabajar la independencia del perro. Hay que acostumbrar al perro (con premios y de forma gradual) a que sepa estar solo, en una habitación, pero no como un castigo sino como algo normal y natural.
- Hay que acostumbrar al perro a que no salte: se consigue llevando cosas en brazos y agachándose para que el can las huela, cualquier cosa, desde la compra a un periódico. Para que no se excite en exceso y lo tome con naturalidad. Así cuando llegue el niño, será un proceso natural, quien lo lleve en brazos podrá dárselo a oler al perro sin temor.
- Ah, por cierto, lo del pañal no sirve para nada :-) Es ese consejo que dan algunos, consiste en llevarle al perro un pañal sucio mientras el bebé aún está en el hospital, para que lo huela y así 'acepte' al nuevo miembro de la familia. Pues eso, es un gesto que el perro, posiblemente, ignorará, como tantos otros que hacemos y que para ellos son incomprensibles.
- Cuando el bebé llora, los padres primerizos suelen ponerse de los nervios y eso el perro lo nota y... sí, él también se pone nervioso. Cuanta más naturalidad, menos problemas.
Durante el primer año no debería producirse ningún conflicto, el niño está en su cuna o en brazos y el perro está acostumbrado al nuevo miembro de la familia. Se han ido creando todo tipo de asociaciones calmadas y ambos se llevan bien, sin 'juntarse'.