Dudley tiene un año y mucha energía: a este can lo que le gusta es jugar con su humano, sea la hora que sea. Antes se ponía tan nervioso cuando le tiraban la pelota que se dedicaba a compartir su felicidad ladrando y, claro, si era tarde los vecinos (en este caso estudiantes en una residencia) se quejaban... hasta que su humano Brian le enseñó un truco francamente útil.
No olvidéis darle al altavoz para escuchar los ladridos más silenciosos y zampables...
Claro que para maestros del ladrido controlado, este shiba inu... ¡un crack!
Y otro divino can capaz de ladrar susurrando es Brody, del que ya os hablamos hace tiempo.
Y es que una forma de controlar el ladrido de un can es enseñarle a ladrar cuando tú se lo pides y luego pedirle que se calle. Tía controla la primera parte a la perfección, estamos trabajando en la segunda :-)