Seguro que no habéis olvidado el maravilloso vídeo en el que vemos a los perros más veteranos de la Lliga per a la Protecció d’Animals y Plantes de Barcelona disfrutando en la playa. Esos canes que llevan años, demasiados años, esperando conquistar a algún humano y ser adoptados. Sobre ellos nos hablan hoy desde esta protectora, para ver si se produce otro pequeño gran milagro como el de Toffee, un can que logró encontrar un nuevo hogar tras pasar 11 años en el refugio.
Un voluntario de la protectora nos presta sus ojos y sus palabras:
"Suena el despertador. Son las 6h de la mañana y aún es oscuro fuera. Oigo caer la lluvia. Me visto y saco a pasear a mi peludo. Ya de vuelta mi pareja me espera para salir hacia el refugio. Hoy será un día con poca gente. Llego y veo caras nuevas.
Por desgracia siempre hay más perros, más abandonos, más rescates. Pero también veo las caras de siempre. Los reconozco, a todos y cada uno de ellos, y ellos a mí. Muchos estaban cuando descubrí la protectora y me hice voluntario. Casi 2 años después siguen aquí. Dos largos años en la vida de animales que viven 13 o 14. Como si fueran 10 años para una persona. Encerrados en jaulas, sin más abrigo que unas mantas y unas cortinas, en un suelo y paredes de cemento. Con apenas dos paseos diarios y un ratito en el patio. Sin familia. Sin hogar. Esperando que llegue alguien y se fije en ellos. Porque ellos pasan desapercibidos. Quizá no son bonitos a ojos de mucha gente, quizá no son jóvenes, o quizá sencillamente son desconfiados porque a base de golpes y desidia nuestra sociedad los ha vuelto así. Pero a mis ojos, a los ojos de los voluntarios, son los animales más hermosos sobre la faz de la tierra, y ninguno como ellos merece más un hogar y una familia que los quiera y los cuide.
Esta es la cruda realidad de miles de animales en las protectoras. Animales maravillosos que esperan una oportunidad que les parece esquiva. A menudo somos los propios voluntarios los que los acabamos adoptando, pero ellos son tantos y nosotros tan pocos, que resulta imposible.
Y algunos acaban creciendo, viviendo y muriendo allí, sin conocer el calor de un hogar, sin tener más familia que las personas que trabajan y ayudan en los refugios. Así ha muerto Pinyol, oficialmente de un cáncer, aunque tal vez se cansó de esperar después de llegar con pocos meses al refugio y pasar allí 9 años sin que llegase su oportunidad. Miles de Pinyols han muerto en los refugios y miles esperan que alguien los rescate de ese futuro.
Hace meses en la Lliga per a la Protecció d’Animals y Plantes de Barcelona pusimos en marcha el programa “Ells també esperen”para promover las adopciones de animales que llevan mucho tiempo en el refugio, que están enfermos o que tienen una edad avanzada.
Desde perros rescatados de síndromes de Noé hasta gatos leucémicos, o sencillamente animales que fueron encontrados en la calle, sin saber qué les había ocurrido, y que una vez en el refugio no han llamado la atención de nadie. Pinyol empezó siendo un caso urgente y ha acabado convirtiéndose en la enseña del programa. Ahora, desde donde esté, nos ayuda a luchar por sus compañeros, por los que compartieron fatigas con él, por los que pasarán por el refugio, y por todos los Pinyols de todas las protectoras.
Aunque cada vez la sociedad toma más consciencia de la necesidad de adoptar en vez de comprar, todavía no logramos dar un hogar a todos los animales. Y todavía no somos conscientes de todas las historias de los animales que consumen sus días tras las rejas de los refugios durante largos años. Todavía seguimos esperando que vosotros nos ayudéis a ayudarles. Que vengáis y preguntéis por ellos.Que tengáis ese poquito de paciencia necesario para conocerlos, para entenderlos y para descubrir a los animales maravillosos que llevan tanto tiempo esperando su oportunidad. Que Jacky no sea otro Pinyol, ni Saphira, ni Missy, ni Ray, ni Lila, ni Yuri, ni Lima, ni Cleidito, ni tantos otros cuyos nombres son espinas que llevamos clavadas los que los conocemos.
Por ellos, por los que esperan, y por los que ya no lograron esperar más, os pedimos que les deis un hogar y una familia. Se lo debemos. Vosotros y nosotros. Hoy somos su única oportunidad. Mañana quizá alguno de ellos se haya cansado de esperar.
En memoria de Pinyol y de todos los Pinyol de todos los refugios."
¿Más información?En la web de la Lliga per a la Protecció d’Animals y Plantes de Barcelona encontraréis el posible comienzo de muchas historias felices...