Este spot es tan bueno que no hace falta saber tailandés para entender lo que pasa. Una historia divertida, bonita y sonriente, de esas que todos querríamos que fueran de verdad.
El prota es perro callejero de lo más listo y eficaz, un can que en este universo de ficción seguro que no seguirá siendo callejero cuando termine el vídeo porque le habrá robado el corazón al otro prota, al humano: agradecido por la amabilidad de esa persona, hace todo lo posible para mejorar su vida.
Es fácil olvidar que es un anuncio porque la historia es tan chula y el can tan genial que... se disfruta y punto.
Es otro ejemplo del storytelling en el que se han especializado los tailandeses, crean anuncios que son pequeños cortometrajes, historias que emocionan y que por ello se convierten en virales en todo el mundo.
Fue el caso de este gran héroe cotidiano y la versión más lacrimógena, lo que ya se conoce como "sadvertising", publicidad triste, el de esta chica, cuyo miedo a los perros se transformó en vocación.