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Lo confieso, en SrPerro sufrimos "Perrolatría" en grado extremo, elevado, grave y voluntario

Lo confieso, en SrPerro sufrimos

Última actualización del articulo el día 22/08/2019

El domingo quizá os topasteis con la columna de Javier Marías en El País Semanal hablando de perros urbanos. Bueno, más bien despotricando sobre perros urbanos en Madrid. Yo lo leí mientras me tomaba un vino con Colega a mi vera en un local perrunamente simpático. Lo comentamos en instagram y allí estuvimos de charla sobre sus opiniones: entre risas y estupefacción al leer un texto tan surrealista, tan ¿cateto? Pues sí, cateto. Me daba pereza y pena a partes iguales seguir con el tema pero tras hablarlo con Melisa Tuya me he animado a compartirlo también en el blog. Pena porque alguien que opina así es alguien que se está perdiendo tantísimo que no sabría cómo comenzar a explicárselo. Pereza porque creo que ese tipo de mentalidad es, sencillamente, reflejo de otra época y está abocada a extinguirse. Pero si podemos evitar que el discurso sobre los perros urbanos sea tan agrio, triste y desinformado como el que plantea Javier Marías, algo habremos ganado.


PD: Y cómo dice Melisa en su blog, si estáis de acuerdo en que los animales, los perros en nuestro caso, nos hacen mejores personas, podéis compartirlo en vuestras redes sociales con la eqtiqueta #SoyPerrólatra

Hay algo que resulta curioso y hasta gracioso al leer la columna de Javier Marías:todo lo que menciona el escritor es negativo. Todo. Si así fuera, ¿cómo es que hay tantos canes viviendo en la ciudad? Él mismo habla de 270.000 censados en Madrid. No sé, ¿quizá hay 270.000 humanos masoquistas en la capital?

Vaya, soy masoquista además de perrólatra, qué cosas.

En serio, no alcanzo a entender porqué tantos tenemos perro (en España la cifra supera los 5 millones) si todo son inconvenientes: 

"Su mantenimiento es carísimo y una esclavitud, desde la comida especial hasta las expulgaciones, las continuas visitas al veterinario, los lavados y peinados y “esquilados” a cargo de expertos, incluso el tratamiento “psiquiátrico” que necesitan muchos porque se “estresan”, se asustan al oír el timbre, se desquician en pisos de escasos metros y en ciudades no preparadas para su sobreabundancia."

Quizá al escritor se le escapa un pequeño detalle, no se ha molestado en plantearse la razón por la que muchos optamos por compartir nuestra vida con un can. Él no conoce ese vínculo excepcional ni puede apreciar una relación que aporta buen humor, buenos ratos y una interminable lista de efectos positivos.

Incluso, un dato que le podría interesar, una relación que a la larga puede tener beneficios que revierten sobre todos en la ciudad, inclyendo los que como él prefieren urbes libres de canes: resulta que mejora la salud y se traduce en menos visitas al médico. Sí, hay estudios que demuestran que los perros reducen los costes de la Seguridad Social.

Marías es de los que opinan que cuando hablamos de nuestra relación con los perros podríamos, igualmente, hablar de jabalíes, serpientes o cachorros de tigre.

Y no, no es lo mismo. No me voy a molestar en explicar porqué, ya supongo que es una boutade más en un texto cargado de ellas, pero le puedo recomendar un par de libros al respecto y ofrecer un dato adicional: llevan conviviendo con el hombre más de 12.000 años, los perros, no las serpientes, o los jabalíes o los cachorros de tigre.

Si tiene que mencionar a un amante de los perros conocido en todo el mundo la primera persona que le viene a la cabeza es Hitler. De nuevo, curioso.

Pero la gran perla de la columna es ésta, una reflexión que revela su miedo y total desconocimiento sobre la naturaleza de los perros: "según su tamaño y su raza, el que va con perro porta un arma. Si está prohibido ir por ahí con una pistola o un cuchillo de ciertas dimensiones, no se entiende tanta permisividad con una bestia que obedecerá a su amo y que éste puede lanzar contra quien le plazca."

Claro, lo he comprobado incontables veces. Yo le digo a Colega, ¡muerde! ¡lánzate! Y allá que va, como un loco, le sale el killer que lleva oculto desde siempre, porque está en su naturaleza, como lo del alacrán y la rana. Lleva años esperando la orden para saltar y... atrapar la chuche o la pelota, es a lo máximo que llega, como la gran mayoría de perros que no son entrenados para pelear o atacar.

Es extremadamente triste creer que los perros son violentos por naturaleza.

Pensando en positivo, lo bueno es que nunca nos encontraremos porque yo, como Melisa, #SoyPerrólatra, y a mucha honra. Voy a los lugares donde mi can es bienvenido, los lugares que encontráis en SrPerro. Y Javier Marías lo ha dejado claro. 

"En lo que a mí respecta, ya sé qué sitios no voy a volver a pisar, por si las moscas. Nada tengo contra los perros, que a menudo son simpáticos y además no son responsables de sus dueños. Pero no me apetece estar en un restaurante rodeado de ellos. No todos están educados, no todos están limpios ni libres de enfermedades, no todos se abstienen de hacer sus necesidades donde les urjan, muchos ladran en cualquier momento por cualquier motivo."

PD: Él se lo pierde. Nosotros no.