No sólo las personas sufrimos los efectos de la alergia, nuestros perros también. Y aunque asociamos las reacciones alérgicas a la primavera, la realidad es que pueden ocurrir durante todos los meses del año.
Los expertos de Advantix nos dan las claves sobre las reacciones alérgicas más frecuentes y nos explican cómo reaccionar:
La alergia sucede cuando el sistema inmunitario del perro reacciona de forma exagerada frente a la presencia de algún elemento como pueden ser los ácaros, el polen, hongos, ciertos alimentos o fármacos, algunas plantas, ciertos champús...
- Alergia ambiental: se trata, como su propio nombre indica, de una reacción del organismo frente a algún elemento del ambiente.
En primavera, cuando los árboles y plantas están en pleno proceso de polinización, la alergia ambiental más frecuente es la originada por el polen de algunas plantas.
- Alergia alimentaria: se origina por una reacción adversa después de la ingestión de determinados alimentos.
Si es aguda puede provocar vómitos, diarreas o erupciones en la piel. Suele ser transitoria y desaparecer cuando el alimento es eliminado del organismo, pero las consecuencias de los vómitos y las diarreas pueden requerir atención veterinaria.
- Alergia por contacto: el contacto directo con algunas sustancias puede producir lesiones en la piel y mucosas.
Es frecuente observar reacciones a plásticos o productos químicos.
- Alergia a los medicamentos: algunos perros son especialmente sensibles a principios activos o a los excipientes de algunos medicamentos tanto orales (jarabes o pastillas) como los que se aplican en la piel (cremas, sprays, geles)
- Alergia a parásitos: la dermatitis por alergia a la picadura de pulga (DAPP)es la causante de muchos problemas de piel en nuestras mascotas. Se origina por una reacción de la piel a la saliva de la pulga en el momento de la picadura.
- Alergia por picaduras de insectos: avispas, abejas, arañas y, sobre todo en esta época, por el contacto con las orugas de procesionaria. Causan daños que pueden ser muy graves en las zonas de contacto.
- Pequeñas heridas en la piel: si el perro está tranquilo y no se lame ni se rasca la zona afectada podemos realizar algunas curas en casa, aplicando un desinfectante para la piel (nos sirven las tinturas yodadas, la clorhexidina o el agua de tomillo) un par de veces al día hasta que la lesión desaparezca.
- Vómitos y diarreas: si el perro está activo y contento y la diarrea o el vómito han sido puntuales podemos esperar unas horas observando su evolución. Es mejor no dar comida a nuestro perro hasta que estemos seguros que el episodio se ha solucionado.
- Erupciones en la piel: Si no hay herida y la piel está solamente hinchada en pequeñas zonas podemos aplicar un paño con agua fría o un poco de hielo (nunca en contacto directo con la piel) para reducir la inflamación. Si las lesiones provocan molestias al perro será necesario llevarlo al veterinario, ya que el lamido constante de las heridas solo agravará el problema.
- Picaduras de insectos: si se localizan en zonas lejos de la cara y el cuello podemos intentar reducir el dolor y la inflamación con la aplicación de hielo o de barro frío.
-Sospechas que tu perro ha entrado en contacto con orugas de procesionaria.
-Ha sido picado por insectos en la cara, boca o cuello.
-Presenta lesiones que producen dolor o picor.
-Está apático o muestra un comportamiento que no es normal.
-Tiene diarreas profusas o vómitos de forma repetitiva.
Tal y como explican en la web Ateuves, para determinar si existe una alergia ambiental, el veterinario debe descartar, en el orden que se indica a continuación, otros problemas que pueden producir síntomas parecidos:
1. Pulgas. Para ello prescribirá un tratamiento adecuado para eliminar las pulgas del animal y del ambiente en el que viva.
2. Sarna. La sarna sarcóptica produce muchísimo prurito, al igual que las dermatitis alérgicas. Se realizarán raspados de la piel para encontrar el parásito (Sarcoptes scabiei) o bien un test a partir de una muestra de sangre para medir los anticuerpos frente a él.
3. Infecciones secundarias en la piel. Producidas por bacterias (Staphylococcus, Streptococcus) o levaduras (Malassezia). Si sospecha de estas infecciones, el veterinario prescribirá un tratamiento con antibióticos o bien con antifúngicos.
4. Alergia alimentaria. Se recetará una dieta hipoalergénica, que el animal deberá tomar durante ocho semanas, sin ningún complemento ni mezclada con otros alimentos diferentes.