Es una razón más y una razón de peso para prestar atención a nuestro estado emocional, porque eso siempre es útil pero porque, además, afecta a los que nos rodean, incluyendo a nuestros perros. Sobre todo en estos momentos en los que muchos pueden sentir más angustia y miedo ante la incertidumbre generada por la pandemia del coronavirus hay que intentar mantener la calma y, en la medida de lo posible, pensar en positivo. Los perros nos "leen" a la perfección, no hace falta que les digamos nada, entienden cuándo estamos bien o mal y, también lo ha comprobado la ciencia, si estamos estresados constantemente, se lo contagiamos a ellos.
Los niveles de estrés a largo plazo entre un humano y su perro se sincronizan.Es decir, una persona que viva con alto nivel de estrés termina por contagiárselo a su perro de manera que ambos sufrirán las consecuencias de ese estrés, según acaba de demostrar un estudio desarrollado en la Universidad Linköping de Suecia. En el pasado se ha comprobado que los niveles de estrés entre humanos y perros son similares en momentos puntuales, es decir a corto plazo, peroesta es la primera vez que se constata la sincronización a largo plazo entre dos especies diferentes, mostrando una vez más el vínculo tan fuerte y especial que se establece entre un can y su humano.
Los investigadores han recogido muestras de pelo de 58 canes y sus dueños para medir los niveles de cortisol en verano y en invierno: han elegido este método porque, explican, el cabello permite tener información más a largo plazo sobre la hormona del estrés que la saliva o la sangre. Cada pelo se convierte en algo así como un "calendario de los niveles de estrés".
También tuvieron en cuenta variables sobre raza, sexo y la actividad de los canes, así como si participaban en competiciones de agility. Los perros también llevaron collares que monitorizaban su actividad para poder registrarla y analizarla con detalle.
Las participantes en el estudio (58 mujeres) completaron una serie de cuestionarios sobre su propia personalidad y sobre las características de sus canes: sobre su nivel de excitación, agresividad, si eran fáciles de entrenar, si se mostraban miedosos ante otros perros..
Curiosamente, dicen los investigadores, los niveles de actividad de los perros o el número de sesiones de entrenamiento por semana no afectaron a sus niveles de cortisol.
Esto muestra que los niveles de cortisol no están relacionados con la actividad física en general.
Lo que sí tiene una influencia directa sobre el nivel de cortisol de los perros es la personalidad de su humano por lo que los responsables del estudio creen que, en gran medida, los canes reflejan el nivel de estrés de sus dueños.
Si un dueño tenía altos niveles de cortisol, también lo tenía su perro. Este patrón se observó tanto en verano como en invierno, cuando los niveles de la hormona del estrés pueden diferir. El efecto fue más profundo en las perras.
Los investigadores detallan cómo la personalidad de los humanos influye sobre los niveles de cortisol de sus canes, como podéis ver en el gráfico.
Hay algunos indicios de que los humanos más neuróticos forman un fuerte vínculo de apego con sus canes: estos individuos, en mayor medida que otras personas, utilizan a sus canes como su apoyo social y también sirven como apoyo social para su perro. Y esto podría servir para modular el estrés de ambos, sugieren los autores del estudio.