A través de The Dodo he llegado al facebook de Pat Gregoire, voluntaria en un centro de control animal en Los Ángeles. Sus álbumes están llenos de ojazos y trufas tras las rejas de un chenil.Ella retrata a los perros que llegan a esa protectora y luego los clasifica según su destino: Happy Tails -rabillos felices- o Final Wallk, el último paseo.
Es realmente duro ir viendo esas fotos, esas caras ansiosas, muchas veces felices, y entonces leer que su sino fue la muerte. Sin más.
El sacrificio de animales sanos sucede cada día, en todo el mundo. Hay demasiados perros y gatos, no hay espacio para ocuparse de todos esos canes abandonados, de esas camadas no deseadas, de esos jueguetes de navidad que crecieron de más o que no fueron bien educados.
Este será su último paseo, confiados, al lado de un humano que les conduce al final de su vida.
Esta es la foto más triste, la que también captó Pat Gregoire un día que llegó demasiado pronto a la perrera. Una perra yendo hacia su muerte.
A ver si es verdad que en la Comunidad de Madrid se llega al sacrificio cero. A ver si es posible que esa medida se aplique en más zonas de España porque esta realidad es terrible.
Si te planteas compartir tu vida con un perro: adopta, no compres. Estarás contribuyendo a evitar paseos tan tristes como este.