Durga Chapagain, investigadora del Messerli Research Institute de Viena, lleva años estudiando el proceso de envejecimiento y el deterioro cognitivo de los canes. Ella es la responsable de un nuevo estudio que analiza los efectos de la dieta y del entrenamiento en un grupo de 119 perros (de más de 30 razas y también mestizos) mayores de 6 años. La diferencia con respecto a estudios previos es que estos canes viven con sus familias, no en el laboratorio.
Durante un año, la mitad de los animales comieron una dieta de control y la otra mitad una dieta enriquecida con nutrientes (antioxidantes, ácidos grasos omega, triptófano y fosfatidilserina). El objetivo era evaluar si esos aportes adicionales afectarían de alguna manera al proceso de envejecimiento de los canes, a su deterioro cognitivo. Y el resultado es, cuando menos, sorprendente: en este caso la dieta no tuvo ningún efecto.
Los suplementos nutricionales y el entrenamiento retrasan el envejecimiento cognitivo en humanos y perros: esto es algo que se ha comprobado en Beagles que vivían en laboratorio. En ese caso, un tratamiento combinado de enriquecimiento conductual (que consiste en ejercicio y entrenamiento cognitivo) y una dieta antioxidante demostró ser más eficaz para atenuar el deterioro cognitivo dependiente de la edad que el entrenamiento cognitivo solo.
Pero, dicen los responsables de este estudio que se ha publicado en Plos One, se sabe poco sobre el envejecimiento de los perros que viven en familia, canes que están expuestos a diferentes entornos y nutrición.
Por ello han examinado los efectos de una dieta enriquecida y un entrenamiento constante sobre diferentes medidas cognitivas y conductuales en 119 perros de compañía mayores de 6 años.
Los ingredientes principales de ambas dietas incluían arroz, pollo y subproductos de aves, trigo, maíz, grasa de ave, gluten de maíz, hidrolizado de hígado, pulpa de remolacha, minerales y vitaminas, gluten de trigo y psyllium.
Aunque las dietas enriquecida y de control eran idénticas en la composición de los ingredientes principales, en la dieta enriquecida, una pequeña fracción de arroz fue reemplazada por antioxidantes (vitamina C, vitamina E y polifenoles), ácidos grasos omega 3 (ácido docosahexaenoico), fosfolípidos ( Fosfatidilserina) y una mayor cantidad de triptófano.
Antes de comenzar la dieta y después de un año de tratamiento dietético, se probaron en la Batería Cognitiva Canina de Viena Modificada (MVCCB) que consta de 11 subpruebas para examinar las diferencias individuales correlacionadas en un conjunto de tareas que miden la cognición general, social y física y los comportamientos relacionados.
Todo ello quedó resumido en seis factores finales: resolución de problemas, capacidad de entrenamiento, sociabilidad, audacia, independencia de la actividad y dependencia.
La resolución de problemas, la sociabilidad, la audacia y la dependencia mostraron un declive lineal con la edad pero, según pudieron comprobar los investigadores, ni la dieta enriquecida ni el entrenamiento tuvieron ningún efecto sobre estos factores.
Los propios investigadores explican que este estudio contrasta con la mayoría de los estudios transversales y longitudinales realizados en perros de laboratorio en los que se ha documentado los efectos positivos de las dietas enriquecidas.
Otra explicación para los resultados, dicen, es que los canes que participaron en este estudio eran relativamente jóvenes (alrededor del 28% de los perros eran menores de 8 años cuando se les evaluó después de un año de alimentación con dieta) y no había ningún can con deterioro cognitivo en nuestra muestra por lo que los cambios en la dieta podrían haber tenido un efecto más débil.
Resumiendo: los investigadores comprobaron cómo la edad lleva a una disminución en la resolución de problemas, la sociabilidad, la audacia y la dependencia. Y no se detectó ningún efecto sobre estos valores al tomar una dieta enriquecida con antioxidantes (Vitamina C, Vitamina E y Polifenoles), DHA, Fosfatidilserina y triptófano, y contar con entrenamiento constante.