Quizá ya conozcáis este texto, este poema anónimo que se llama "A Dog’s Last Will & Testament" (La última voluntad de un perro). Además de certero y también triste, es realmente bonito. Aprovechamos para traducirlo al castellano y así poder compartirlo.
"Antes de morir, los humanos escriben su testamento, legando su casa y todo lo que tienen a los que dejan atrás.
Si yo, con mis patas, pudiera hacer lo mismo, esto es lo que diría...
A un perro de la calle, pobre y solo, le dejaría mi hogar feliz, mi comedero y mi cómoda cama, mi almohada blandita y todos mis juguetes; el regazo que tanto quise; la mano que acarició mi pelo y la dulce voz que llamó mi nombre.
Al triste, atemorizado perro de una perrera le dejaría el hueco que yo tuve en el corazón de mi humano, un espacio de amor sin límites.
Así que cuando muera, por favor no digas "Nunca más volveré a tener perro, no puedo soportar el dolor de su pérdida".
En vez de eso, ve a buscar a algún can que no conozca el cariño, a algún perro cuya vida no tenga ni alegría ni esperanza, y dale mi sitio.
Esto es lo único que yo puedo legar... El amor que dejo tras de mí."
El momento de despedirse de un perro querido es un momento extremadamente duro y realmente complicado. La decisión de volver a incorporar a un perro a la familia es personal, hay quien elige adoptar muy rápido, hay quien tarda meses y hay quien tarda años... Porque se pasa mal, muy mal, cuando un perro muere. Hay quien considera que ese duelo es aún peor que el que sentimos ante la muerte de una persona.
Pero este bello poema nos recuerda otra verdad: si nuestro perro pudiera aconsejarnos, seguro que estaría de acuerdo con estas palabras, con ese nuevo amor.