Gracias a Clyde, Zachary volvió a abrazar a su madre después de 4 años sin hacerlo.Gracias a Clyde este niño dejó de dormirse llorando todas las noches. Ella ha sido la primera sorprendida por el gran cambio que ha dado su hijo ahora que a su vera siempre está este bello perro de asistencia: a las tres semanas de su llegada a la familia, el niño pasó de acariciar a Clyde a volver a abrazar a su madre... La misma noche en que durmieron juntos por primera vez, Clyde dejó de sollozar durante horas.
Y no es el único aspecto sorprendente de esta nueva amistad. Resulta que Clyde ha aprendido todo lo que sabe en la cárcel: el preso que le ha entrenado para ser capaz de cambiar la vida de Zachary y su familia es un asesino convicto.
Christopher Vogt, el responsable de entrenar a Clyde, se ha ido formando en prisión, leyendo y aprendiendo sobre los niños con autismo tras participar en diversos programas para aprender a entrenar perros.
Y Vogt incluso ha pasado tiempo con Zachary -en la cárcel- enseñando al niño cómo interactuar con Clyde. Verles juntos, ver la tremenda emoción del preso al comprobar el efecto de su labor es algo muy especial.
Una historia impresionante y maravillosa que muestra el poder de los perros para ayudar a los humanos a varios niveles... porque no solo es Zachary y los otros niños con autismo los que salen beneficiados.