Es el fotógrafo solidario más reconocido de España y, con toda seguridad, el que más vidas perrunas ha logrado transformar. Porque para él la fotografía es eso, una herramienta espectacular para contar la realidad -por dura que sea- y lograr que cambie.
"Cada día que retrato un perro, siempre lo hago con la ilusión de que esa foto sea su pasaporte para una nueva familia, pero al mismo tiempo estás retratando historias que son horribles; son horribles todas".
Desde hace unos catorce años capta las miradas de perros en protectoras de toda España, esos ojos tantas veces llenos de recelo, dolor o miedo, desviviéndose para que cada imagen cambie el rumbo de esa vida rota por el egoísmo humano. Vidas y miradas como la de Sira.
De alguna manera, foto a foto, fragmentos de esos dramas caninos con los que él empatiza y que luego comparte dejan su poso en el alma de Andrés López porque, como él mismo dice, tiene el trabajo más bonito pero también el más triste del mundo.
De ese trabajo y de mucho más ha charlado un rato con SrPerro, una conversación verdaderamente interesante que podéis escuchar a continuación:
"Yo, como fotógrafo, me inició con fotografía de naturaleza, de naturaleza salvaje, de paisaje, de animales salvajes. Hace muchos años, más de 30 años. Y ha sido un poco la evolución de una fotografía siempre pensando en conservación de la naturaleza, en defensa del medio ambiente, protección de los animales y sus derechos.
El concepto de mi fotografía siempre ha sido una fotografía que sirva para algo, no me gusta coleccionar cromos.
Y hace ya unos 14 años, un día vi que las fotografías de los refugios no eran buenas, no mostraban a los animales de una manera digna. Las voluntarias pueden hacer lo que pueden: entre fregona y fregona y caca y caca, las pobres sacan un minuto para hacer una foto al perrete para difundir su historia. Y fue así de sencillo: yo me convertí en un voluntario más, aportando lo que sé hacer, la fotografía."
Y desde entonces hasta ahora, los retratos de perros en protectoras son su vida, han absorbido por completo su vida.
¿De qué depende que una imagen capte realmente la atención de tanta gente y llegue a conseguir su objetivo?
"Yo creo que son dos cosas. Al final, mis retratos siempre buscan la mirada. Es raro encontrar una fotografía mía de un cuerpo entero, salvo que el caso lo requiera. Porque esa fotografía sea brutal, porque tiene cicatrices, porque estaba apaleado, porque la expresión corporal del animal merezca esa fotografía para contar esa historia. Pero siempre me centro en el retrato.
Soy un enamorado del retrato, además del retrato muy simétrico, muy equilibrado, y sobre todo que el animal mire a cámara.
Espero ese momento, esa mirada, que es la que, estoy convencido, conecta con el público, con el espectador, con el receptor de ese mensaje. Evidentemente, la historia que acompaña a ese retrato, que siempre intento que sea una historia real de lo que ha pasado, ayuda mucho a empatizar.
Es verdad que ya he perdido la cuenta pero sí, se han adoptado muchos animales con mis fotos. Y creo que el truco está en la mirada".
¿Cómo es una visita tuya a una protectora de animales? ¿Cuánto tiempo pasas con cada perro...?
"Cada protectora es diferente pero todas están siempre colapsadas, todas. Intento tener un equilibrio entre el tiempo que voy a dedicar a cada perro y la cantidad de animales que hay que retratar, que necesitan esa foto...Ahí estás muy jorobado porque quieres hacer buenos retratos, darle su tiempo a cada perro, pero al mismo tiempo sé que tengo, esperándome 20 perros y todos necesitan una foto...
A veces es un poco maratón, llegas a la protectora, montas un estudio con unos focos y unos flashes y un fondo, en algún espacio cerrado. Las voluntarias me van ayudando, van trayendo a los perros... No puedo dedicarme en cuerpo y alma a todos, a cada uno de ellos, pero ojalá pudiera estar una hora con cada uno, pero es imposible. (...)
Son muchas horas, un perro, otro perro, esperara que se siente, esperara que te mire, esperara un gesto.. Hay perros que no se atreven ni a mirarme, se giran, la última sesión que tuve en Jaén, tuve tres perros seguidos, uno detrás del otro, que se giraban... Se te ponen los pelos de punta: se está girando el tipo para no mirarme, o sea, qué ha pasado, qué mierda le habrá pasado, qué le habrán hecho para no quiera ni mirarme...
Esperar a que se relaje, a que confíe un poco, o esperar simplemente a que gire un poco la cabeza para que yo pueda retratarle, pues requiere tiempo y entonces tienes que ir equilibrando, si has perdido mucho tiempo con uno, pues luego otros más fácilones, que llegan y enseguida se sientan, pues vas más rápido"
¿Cómo te preparas cuando vas a visitar una protectora, técnicamente pero también anímicamente?
"Llevo un equipo que es portátil, que va plegado y entonces lo transporto en el coche de forma cómoda. A nivel técnico no me resulta complicado.
A nivel anímico, sí, aunque no tiene ni parangón lo que yo puedo pasar ahí en ese momento con lo que pasan las voluntarias, que están todos los días viviendo eso. Yo, al final, no soy más que una persona que llega allí, está durante unas horas, se come todo aquello porque todo es impactante y se va.
Pero sí, a nivel anímico es muy duro, muy agotador. Desde el primer día que visité el primer refugio, que fue en Navarra, con unos perretes, y luego ya en Madrid, me acuerdo de la visita, por ejemplo, al refugio de Axla, la primera vez, con tantos galgos...
Mi relación con los galgos era la que había tenido en el campo, haciendo otro tipo de fotografía. Los veía allá a lo lejos, con los galgueros y tal, pero yo no...Aquel día no se me va a olvidar en la vida: meterme en un chenil con cuatro o cinco galgos y esos animales acercándose a ti sin conocerte de nada, todos intentando apoyarse, como hacen ellos, buscando algo que les han arrebatado y que los ha dejado rotos.
De alguna manera, creo que también fue el veneno que hizo que siguiera metiéndome en ese chenil todos los días que puedo. Pero es muy difícil. A mí me ha costado, además, me está costando la salud mental desde hace ya unos años y, bueno, estoy con tratamiento. Tengo ahí mis movidas, mis locuras de la cabeza, que son... Bueno, ahí las llevo, son mis cocos."
¿Consejos para voluntarias de protectoras que quieran sacar mejores fotos a los perros?
Más allá de que la mayoría de voluntarias -porque son casi siempre mujeres- están tan hasta arriba de trabajo cada día que no tienen ni tiempo para pensar en cómo sacar mejores fotos, el consejo básico de Andrés es la paciencia:
"Hay que tener paciencia: si no la tienes, olvídate. Y bájate a su altura siempre, no hagas un retrato de pie, bájate a su altura, búscale los ojos, búscale los ojos. Y poco más, y lo demás ya es práctica. Es que la fotografía al final es mucho más de práctica que de teoría."
Luchar contra el maltrato y el abandono a través de campañas duras, con imágenes reales
En todos los años que lleva involucrado por mejorar la vida de tantos animales, Andrés no ha visto ningún avance significativo. Se sigue maltratando, se sigue abandonando...
"En esto sí son muy tajante, creo que la única manera es empezar a hacer campañas mucho más directas y mucho más duras. Yo creo que las campañas de peluches no funcionan. Siempre pongo el ejemplo de la DGT. Se empezó a tomar en serio los accidentes de tráfico cuando empezaron a haber campañas duras y muy directas y muy concretas."
"Hay que apelar a la responsabilidad del que decide tener un perro en su casa o un gato. Hay que poner las cosas claras, que sepas exactamente dónde te estás metiendo, que sepas que ese animal come y que tiene que comer bien igual que tú y cuesta una pasta al mes y vas a tener veterinarios y tienes que salir a la calle, llueva, nieve o haga calor.
(...)
Hay que ser mucho más contundente. Las campañas cuquis no funcionan. Tener un perro no es cuqui. Es un ser vivo, sensible y que depende toda su vida de ti. O sea, eres responsable de su vida hasta que se muera. Y eso hay que meterlo en la cabeza".
Antón el galgo protagonizó una campaña así, dura y directa, para intentar que los perros de caza no quedaran fuera de la Ley de Bienestar Animal. Y su historia es de las que Andrés nunca podrá olvidar:
"Yo creo que es de las veces que más he sufrido, porque recibir a un perro en el estudio, a las horas de 24 haber sido rescatado...
Nunca había tenido trato con un animal en esas condiciones, porque, cuando vas a los refugios, los animales que retratas son los que ya están preparados para ser adoptados.
Con Antón lo hicimos para mostrar lo que es la caza. Era el caso perfecto, un animal totalmente abandonado en un pueblo de Toledo al que nadie hacía caso, durante muchos días estuvo tirado en la acera. La gente pasaba a su lado sin hacerle ni caso. Estaba en los huesos, con una pata rota que el tío se intentaba quitar él solo porque ya la tenía muerta y le molestaba.
Fue horrible la sensación de tener que manipular ese animal que apenas se mantenía en pie, porque estaba totalmente... Es que había desaparecido el perro, era un... Y ese momento de levantarle para intentar dejarle así un poco de pie para hacerle la fotografía, es la sensación de tocar piel y hueso. Que tú notabas los huesos debajo de cómo se movían y eso se me ha quedado marcado, marcado.
¿Cómo puede la gente llegar a dejar degradarse a un animal así, un animal que es tu responsabilidad, que depende de ti, su bienestar y lo dejas en esa situación?"
Consejos para fotógrafos solidarios, para fotógrafos que quieran seguir el camino de Andrés López
Andrés está trabajando en un par de libros para compartir todo lo que ha vivido en estos años, para que puedan servir incluso de referencia a otros fotógrafos y fotógrafas que se planteen hacer un trabajo solidario: para que sepan a qué se van a enfrentar, como "dudar de ti todos los días, salir de un refugio llorando y no levantarte en tres días".
Él, desde luego, les anima a hacerlo, a apostar por la fotografía que de verdad sirve para algo. Porque Andrés lo tiene claro, mientras haya un perro en una perrera, él seguirá haciendo fotos.
"Hacer fotografías es contar historias, que ayuden a los demás, que ayuden a los animales, que ayuden a las personas... pero que sirva para algo. La fotografía es una herramienta espectacular para contar cosas espectaculares. Es real. Y si cuentas la realidad, si fuéramos muchos contando estas realidades, pues a lo mejor todo esto habría cambiado ya hace tiempo."
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