No saben nada sobre la presunta familia que eligió entregar a Annie en una perrera junto con una escueta explicación en la que agregaban que la perra no quería andar y no quería comer y que tenía 19 años.
Lo que sí sabemos es cómo unas cuantas personas estupendas intervinieron con toda rapidez para ayudar a Annie: una protectora la sacó inmediatamente del chenil en le que estaba y dos chicas, también inmediatamente, se pusieron en contacto para ser su familia de verdad, para adoptarla o, como mínimo ser su casa de acogida definitiva.
El veterianario que había atendido a Annie dijo que probablemente le quedaba poco tiempo de vida, un mes a lo sumo, pero han pasado ya cuatro meses y ella ha logrado celebrar en todo este tiempo un cumpleaños, Navidad en agosto, picnics y hasta baños, una sesión de fotos profesional y muchos paseos y mimos felices.
Annie está disfrutando al máximo de cada día, acompañada y querida, por el tiempo que le pueda quedar.
Y dado que su historia ha captado la atención de muchísimos medios también ha logrado que sus bellas canas y su cara de felicidad compartan un mensaje realmente importante sobre el trabajazo que hacen tantas casas de acogida, especialmente en casos de perretes viejitos o enfermos, esos que tan mal lo llevarían estando en algún chenil.
Ellas saben que les romperá el corazón cuando tengan que despedirse pero también saben que le están dando la mejor vida posible, hasta el final.
PD: La gran mayoría de protectoras en España se apoyan en las casas de acogida temporales. Si no puedes tener perro pero quieres echar una pata ocupándote temporalmente de algún can, es una labor extremadamente útil: los cachorros, por ejemplo, no pueden estar en las protes para evitar que puedan coger parvo, los abueletes llevan mal el frío de los cheniles... Si tienes tiempo y puedes, contacta con cualquier protectora en tu zona e infórmate sobre cómo convertirte en casa de acogida.
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