La dueña de esta belleza de can, un mestizo de cuatro años, lo dejó en una perrera de Alabama. Ella se mudaba y no se lo podía llevar, no se sabe más sobre esa persona ni sus razones. Lo que sí sabemos es que su can ahora se llama Lazarus, Lázaro. Le han cambiado el nombre y con razón porque es como si hubiera vuelto a nacer.
El can llegó herido a la perrera de Orzac, en Alabama: le habían atropellado y tenía una pata herida.
Los voluntarios trataron de encontrarle un hogar, pusieron su foto en las redes sociales y esperaron... pero en una semana nadie se interesó por él por lo que, dado que estaba en una perrera con espacio limitado, su nombre fue añádido a la lista de perros que son eutanasiados cada semana.
Y le llegó su turno. Tal y como lo explica una de las voluntarias que trabajan en esa perrera, la historia es habitual, una realidad que no es particularmente agradable y que no se da sólo en EEUU.
Los animales reciben las injecciones en sus cheniles y con frecuencia, una vez que el veterinario determina su muerte, quedan ahí hasta el día siguiente, cuando ya retiran sus cuerpos.
En el caso de este perro el veterinario le dio no una sino dos injecciones y entonces certificó su muerte.
La sorpresa llegó al día siguiente.
Cuando la misma voluntaria que había estado presente en esa eutanasia llegó al centro de control animal por la mañana ¡se encontró al can vivito y coleando! Se había levantado, había bebido agua y terminado la comida que quedaba en su chenil. Se le notaba algo mareado pero... bien vivo.
Aquí podéis escuchar a los protagonistas de la historia narrando, emocionados y aún sorprendidos, todo lo ocurrido:
Esta vez sí, ahora Lazarus tiene una nueva oportunidad para vivir feliz con humanos que sí le quieren y que sí se ocuparán de él.
Primero, la voluntaria que se lo llevó a casa y que le dio el nuevo nombre. Y después, a la familia lo tiene en acogida, junto con otro can adoptado y donde él está tan pancho y tan contento: su pata se está curando y él no tiene miedo a nada y se lo pasa en grande jugando con Tucker, su compañero perruno.
PD:
¿Cuándo llegaremos a vivir en un mundo de sacrificio cero? Ese es el objetivo de El Refugio en Madrid y de todas las protectoras que se preocupan por las vidas de los animales a los que ayudan.
Lazarus ha tenido su segunda oportunidad pero no hay que olvidar a los miles de perros que aún la esperan.... adopta, no compres, y salvarás a otro can como Lázaro.