Las personas solemos fijarnos más en la cara de nuestro perro que en su cuerpo para entender lo que nos está intentando decir (a la manera canina) en un momento dado. Y, sin embargo, el lenguaje corporal desempeña un papel clave para los canes, complementando las señales faciales.
Es lo que han demostrado investigadores de la Universidad de Lincoln y la de Leipzig tras analizar cómo influye en la percepción de las emociones caninas el tener acceso solo a la expresión facial frente a disponer de una visión completa del cuerpo.
En este estudio han podido constatar que cometemos con frecuencia errores al "leer" a los perros debido a ello, desde confundir el miedo con la felicidad (al mirar solo su cara) o interpretar el miedo como tristeza (al mirar solo su cuerpo).
Daniel Mills, Kun Guo y Catia Correia-Caeiro han evaluado la capacidad de las personas para reconocer diversas emociones caninas al observar solo la cara del perro o su cuerpo completo.
Para ello, seleccionaron 44 vídeos cortos de perros expresando tanto emociones primarias (como alegría, miedo, sorpresa y enfado) como secundarias (anticipación positiva, frustración, dolor, entre otras). Para evaluar la importancia de las diferentes fuentes de información, los investigadores presentaron dos versiones de los videos: una en la que solo era visible la cara del perro y otra donde se mostraba el cuerpo completo.
Los participantes debían identificar la emoción que percibían en cada video seleccionando una de 11 opciones predefinidas. Además, se evaluó el impacto de la experiencia con perros (como el tiempo de convivencia con ellos) en la precisión de las respuestas.
A continuación, pidieron a 447 participantes de distintos niveles de experiencia que reconocieran la emoción expresada en cada vídeo. Además, recopilaron datos sobre cuántos años de convivencia con perros tenía cada persona para ver si esto influía en su capacidad de identificar las emociones.
El análisis de los datos reveló que los participantes fueron más precisos en la identificación de emociones cuando podían observar el cuerpo del perro. Sin embargo, la importancia de cada señal variaba según la emoción:
Estos resultados sugieren que los perros comunican sus emociones de manera diferente a los humanos, donde las expresiones faciales suelen ser la principal fuente de información.
En los perros, el lenguaje corporal desempeña un papel clave y complementa las señales faciales.
Otro hallazgo relevante del estudio fue que la experiencia previa con perros influía en la precisión para reconocer ciertas emociones. Las personas con mayor tiempo de convivencia con perros fueron mejores identificando el miedo en la cara y el apaciguamiento en el cuerpo. Sin embargo, en otras emociones la experiencia no tuvo un impacto significativo.
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