Los perros en las protectoras suelen estar expuestos a altos niveles de estrés debido a factores como ruidos fuertes, el propio entorno o la ausencia de referentes humanos constantes puesto que las personas a su alrededor van cambiando.
La Dra. Lisa Radosta, reconocida especialista en comportamiento veterinario, explica en una interesante charla para Maddie's Fund que el estrés crónico puede llevar a una "generalización del miedo",es decir, que el miedo a un estímulo específico, como un ruido, se extiende a otros estímulos, lo que complica el tratamiento de la fobia al ruido incluso tras la adopción.
La Dra Radosta hace hincapié en la importancia de capacitar a las personas voluntarias en las protectoras para identificar correctamente los signos de miedo, estrés y ansiedad en los animales.
Esto es crucial porque los perros de protectora, al estar expuestos a múltiples factores estresantes (como ruidos fuertes, cambios constantes de cuidadores y el entorno impredecible), pueden mostrar señales de malestar que pueden ser malinterpretadas o pasadas por alto.
Hay diversas estrategias que se pueden poner en práctica para reducir el estrés en perros de protectora -consejos que, sin duda, también son útiles para cualquier tutor canino que acabe de adoptar o cuyo perro tenga algún tipo de miedo a los ruidos fuertes.
Radosta menciona algunos signos que los cuidadores deben aprender a reconocer para actuar a tiempo:
La variabilidad en los cuidadores (cambio frecuente de personas a cargo) puede afectar a los perros, pues esto altera la rutina y aumenta el estrés. Lo ideal, al menos, es que haya una formación uniforme entre los cuidadores, para que todos puedan detectar estos signos de manera efectiva y aplicar las mismas estrategias de manejo de comportamiento.
Radosta destaca la necesidad de crear un ambiente en el refugio que ayude a los cuidadores a observar detenidamente el comportamiento del perro en diferentes contextos:
Es decir, es importante capacitar a las personas voluntarias para que sean capaces de leer estos signos de malestar en los perros para intervenir antes de la adopción.
Además de diversas propuestas de medicamentos, esto es lo que propone en su charla la veterinaria para mejorar la experiencia de los perros en las protectoras o perreras y evitar que sufran estrés crónico:
Una de las recomendaciones principales es proporcionar un "refugio seguro" dentro del entorno de la protectora. Este espacio debe ser un lugar tranquilo donde los perros puedan retirarse cuando se sientan estresados o asustados, especialmente durante eventos de ruido fuerte como tormentas o fuegos artificiales. Los espacios seguros pueden incluir:
Es importante minimizar los ruidos fuertes dentro de la protectora siempre que sea posible, ya que estos pueden contribuir a la fobia al ruido. Algunas formas de reducir el ruido incluyen:
La música clásica o sonidos relajantes pueden ser beneficiosos para ayudar a los perros a lidiar con el miedo y la ansiedad. De hecho, sugiere que la música puede ayudar a aproximadamente el 70% de los perros con fobia al ruido. Esta técnica funciona creando un ambiente más tranquilo, reduciendo así el estrés causado por los ruidos inesperados de la protectora o del exterior.
El enriquecimiento ambiental es otra estrategia crucial que Radosta recomienda para reducir el estrés crónico en los perros de protectora. Esto implica ofrecer actividades que mantengan a los perros mentalmente estimulados y físicamente activos:
Radosta también sugiere que los cuidadores utilicen el refuerzo positivo para ayudar a los perros a asociar los ruidos con experiencias agradables. Esto puede incluir:
La consistencia en la rutina diaria es clave para reducir el estrés en los perros, los canes se sienten más seguros cuando tienen una rutina predecible, tanto en términos de atención por parte de los cuidadores como en su entorno. Esto incluye:
Radosta destaca que el dolor físico, especialmente en perros mayores, puede aumentar su ansiedad y disminuir su tolerancia al ruido. Por lo tanto, es importante que los cuidadores estén atentos a signos de dolor, como cambios en la postura, cojera o rigidez muscular, incluso si no son evidentes de inmediato.
Si los perros están sufriendo dolor crónico, reducirlo puede ayudar a disminuir su ansiedad general.
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