En España también se utilizan animales en la investigación y docencia. Según los datos que publica el Ministerio de Agricultura, en 2017 los perros fueron utilizados en cerca de 1500ocasiones. Si bien los experimentos con canes, gatos o monos son minoría (la cifra de uso de ratones es de 523.467) lo que también revela este informe es que hay diferentes niveles de severidad de uso "en función del grado de dolor, estrés o sufrimiento que han experimentado esos animales", y ahí están incluidos los perros también. Podéis ver la letra pequeña en esta tabla.
Y, como quizá sabréis, hay un grupo de estudiantes que lleva ya más de un año movilizándose para garantizar la transparencia y el bienestar de los perros y otros animales que se encuentran en las universidades españolas. En sus redes sociales encontráis más información sobre su trabajo.
No hablamos ahora de España donde la transparencia es el objetivo pero aún queda lejos, según recalcan en El País y según denuncian, justamente, los estudiantes de la UCM, sino de EEUU donde sí suelen conocerse los datos con mayor frecuencia y donde hay diversas campañas en marcha contra el trato cruel que reciben los perros en algunos laboratorios.
Más de 60.000 canes se utilizan en pruebas de toxicidad e investigación cada año en este país. Y una investigación encubierta de la Humane Society ha mostrado en qué condiciones: han grabado un laboratorio de Michigan donde 36 beagles son el objeto de un experimento que busca comprobar la toxicidad de pesticidas de Dow AgroSciences para poder vender sus productos en Brasil.
Angustioso es poco. Es prácticamente imposible ver el vídeo que han compartido para denunciar cómo se trata a los animales, para pedir que se acabe con ese tipo de pruebas.
No es la única campaña en marcha para intentar acabar con la experimentación animal en EEUU. También PETA lleva tiempo haciendo campaña para acabar con estas crueles prácticas.
En la última de estas campañas cuentan con el apoyo del actor y director Cassey Affleck.
También en el Reino Unido crece la presión para acabar con la experimentación en animales con fines veterinarios, algo que en pocas universidades de EEUU se está resolviendo gracias a los cadáveres sintéticos que fabrica una empresa con ese fin.