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La gran masacre de perros y gatos: la tragedia olvidada de la Segunda Guerra Mundial

La gran masacre de perros y gatos: la tragedia olvidada de la Segunda Guerra Mundial

Última actualización del articulo el día 07/03/2022

El 3 de septiembre 1939 Neville Chamberlain, entonces Primer Ministro del Reino Unido, anunció en la BBC que Gran Bretaña le había declarado la guerra a Alemania. Y entonces sucedió algo de lo que casi nadie ha hablado hasta ahora, una tragedia evitable y atroz que se expone en un libro de historiadora y profesora Hilda Kean: The Great Cat and Dog Massacre: The Real Story of World War Two's Unknown Tragedy (La Gran Masacre de Gatos y Perros: La Verdadera Historia de la Desconocida Tragedia de la Segunda Guerra Mundial).

Sin que las autoridades lo exigieran, sin que nadie dijera que era una obligación, durante los primeros cuatro días de la Segunda Guerra Mundial, más de 400.000 perros y gatos -un 26 % de los animales que vivían con sus familias en Londres- fueron sacrificados.No es una errata, 400.000 animales.

Fue, según explica Hilda Kean en su libro, una masacre en toda regla, una masacre muy visible porque las colas de gente que esperaba con sus animales para entregarlos en perreras y protectoras eran patentes en toda la ciudad.

Tantos habitantes de Londres optaron por dar a sus animales el "regalo del sueño" que, además de las colas, se produjo una escasez de cloroformo y se desató una crisis por los cadáveres de perros y gatos que no alcanzaban a ser incinerados dado que por la noche, debido a las restricciones impuestas por el comienzo de la Guerra, no se podía trabajar. 

400.000 animales muertos en menos de una semana y sin razón aparente.Por eso mismo, porque es un episodio atroz que afectó a cientos de miles de familias, es como si se hubiera borrado, voluntariamente, de la memoria colectiva. 

Precisamos que esto NO ha sucedido en la Guerra de Ucrania, aunque se hubiera corrido la noticia falsa de que en las perreras municipales se estaba sacrificando a los canes.

Casi nunca se habla de esa tragedia que ya entonces, mientras estaba sucediendo, cosechó críticas por parte de protectoras, veterinarios e individuos preocupados por esas muertes innecesarias.

En ese momento, cuando la propaganda británica hablaba de la crueldad con los animales de los alemanes, había muchos que expresaron su profundo malestar ante lo que estaba sucediendo en Londres.

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De alguna manera, parece que el recuerdo de lo mal que lo pasaron los perros y gatos durante la Primera Guerra Mundial desató esa locura colectiva en cuanto se supo que llegaba un nueva guerra: antes que ver a su perro morir de hambre, mucha gente prefirió optar por sacrificarlos; por miedo, por "amor".

La gran masacre sucedió mucho antes de que comenzaran los bombardeos sobre Londres, mucho antes realmente de que se sintiera ningún efecto del conflicto armado. No fue una consecuencia inevitable de la Guerra sino una decisión individual que se tornó colectiva, según relata Kean en este artículo que resume en cierta medida el tema de su libro. Aquí cita a Mitford Bruce, criador de perros y también escritor sobre temas caninos. Él publicó esto en The Times, en noviembre 2013: 

"Seguimos viendo pruebas cada día de que un gran número de perros están siendo sacrificados por la mera razón de que es una molestia mantenerlos con vida: es decir, están siendo sacrificados sin razón, demostrando la total incapacidad de sus dueños de cumplir con sus obligaciones hacia su animal" 

Bruce rechazó las excusas sobre falta de alimentos o sobre los problemas de espacio, se podía evacuar a los perros y a los gatos a zonas seguras. 

Hasta que la realidad de esta nueva guerra fue asimilada por los habitantes de Londres y entonces todo cambió: muchos perros y gatos fueron evacuados o acompañaron a sus familias durante toda la contienda. De todo ello también habla Kean en su libro, a través de historias concretas reflejadas en los diarios que dejaron tras de sí los que vivieron esa época. 

Kean analiza y comparte información que permite entender cómo se fortaleció el vínculo entre perros y gatos y sus humanos en momentos críticos, animales que vivieron y también murieron junto a sus familias durante los bombardeos alemanes.

PD: Si os interesan los temas relacionados con historia y canes, os recomendamos el blog de Hilda Kean
 

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