Puede sucedernos cada día a las personas que convivimos con un perro: en cualquier paseo por el parque o, mejor aún, por el campo, cuando nuestro can corre feliz o se para a olisquear con intensidad o nos mira para compartir lo bien que lo está pasadno. En alguna ruta de tapas o de compras por la ciudad cuando te topas con personas que sonríen extra si te ven entrar con tu perro en su local. Cuando vas por tu barrio o por cualquier sitio y algún desconocido amable se acerca y te pregunta si puede saludar a tu can...
Disfrutar el doble, desde nuestra perspectiva humana y a través de los sentidos de ese ser que nos acompaña, es todo un regalo.
La vida con perro implica muchas responsabilidades, es importante dedicarles tiempo y a veces mucho esfuerzo, entender bien sus necesidades para poder cuidar de ellos como se merecen, pero hay que ver la cantidad de alegrías cotidianas que nos aportan nuestros canes, ¿verdad?
Este precioso vídeo recuerda a todo lo anterior porque el protagonista humano, Zach, reconoce que pensaba que la felicidad era ir a toda velocidad con su bici en la montaña el solo... Hasta que llegó Maisie a su vida y comprendió que no, que la verdadera felicidad era poder disfrutar de esos momentazos en compañía de un ser que disfrutaba tanto como él, su perra del alma y compañera:
Podéis ver a la pareja en acción en su instagram:
Y a vosotros, ¿os ha pasado? ¿Habéis descubierto que con vuestro can a vuestro lado algún momento se convertía en doblemente especial?
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