Qué difícil, qué duro es despedirse de un perro. Sabemos que llegará ese momento pero nadie está preparado, es imposible, especialmente cuando se trata de ese "perro del alma" que de alguna manera especial se enrosca en tu vida como si fuera parte de tu ser.
Así era Blue para Tom, pareja de la muy perruna actriz Kaley Cuoco: las palabras que ambos han compartido en sus redes sociales reflejan el enorme vínculo que se llega a establecer con un perro, la conexión que nos une, esa que, si tienes suerte, nunca se romperá porque ese can dormirá para siempre en tu corazón.
"Hacía mucho que no lloraba tanto como he llorado por la pérdida de esta hermosa criatura. Hemos tenido que dormir a tres perros en el último año y esto me ha hecho reflexionar…
Estoy llorando por Tom Pelphrey…. La relación que tenía con Blue era muy especial. Eran un verdadero dúo. Viajando por el país como un equipo... de trabajo en trabajo y luego conduciendo a casa en California, donde nos establecimos como familia.
La verdad, mi primer año con Blue fue, cuanto menos, duro. Él no me quería como quería a Tom. Nunca antes me había pasado esto.
¡Si todos los perros me adoran! Me di cuenta de que se preguntaba por qué yo seguía aquí. Tom era suyo y no quería compartirlo.
Entonces finalmente lo entendí porque sentía lo mismo que yo por Tom. Mi amor por él es tan profundo que a veces tampoco querría compartirlo con el mundo."
Después de un tiempo, Blue finalmente se dio cuenta de que éramos una familia y que todos estábamos unidos. Algo cambió. Él fue increíble. Protector conmigo y con el resto de la familia humana y perruna. Me sentí muy segura sola en casa con él y cuando alguien llamaba a la puerta, le ponía a Blue la correa y lo hacía sentarse a mi lado. ¡Nadie se atrevía a meterse con nosotros!
Entonces llegó Matilda (su hija) y Blue se derritió cn ella, como el resto de nosotros. Él fue muy dulce y cuidadoso con ella. Estaba obsesionada con su único juguete y siempre se lo robaba. Él esperaba pacientemente hasta que ella lo dejara caer, luego lo recogía y se alejaba en silencio.
Él era como la mascota tranquila de nuestra casa, pero Tom era y siempre será su humano.
Se salvaron el uno al otro. Creo que esto me impactó profundamente porque sentí que su relación era similar a la que yo tuve con mi perro Norman.
¡Conozco ese amor y dolor y muchos lo habrán sentido también!
Tenemos mucha suerte de ser amados por los animales. Son regalos que vienen del cielo y se nos ha dado el honor de apreciarlos en esta tierra. Ser sus voces. Enseñar a nuestros hijos cómo tratarlos y cómo amarlos.
Blue, fue un honor ser tu segundo ser humano favorito aquí en la tierra. No puedo esperar a que conozcas a Norman, Sasha, Kingy y Dumps. ¡Oh las aventuras que tendrás!💙💙💙💙💙"
Las palabras de su humano, de Tom, son...
"Tuve que despedirme de mi chico.
Blue llegó la víspera de Navidad de 2018. Blue había estado en una protectora durante más de un año y en ese tiempo había sido adoptado y devuelto al menos 3 veces, había estado en al menos otras 3 casas de acogida. Estaba en un chenil y lo consideraban “demasiado agresivo” para tener un hogar.
Sabía que este era mi chico. Blue y yo nos pusimos a trabajar desde el primer día…. caminatas largas, sesiones de entrenamiento, estabilidad, repetición. Amor. Mucho amor. Era el perro más hermoso que he visto en mi vida.
Al principio el progreso fue lento. No estaba seguro de si podría volver a invitar a gente en mi apartamento, no me importaba. Un mes después de haberlo adoptado, la amable señora de la protectora me llamó para ver cómo estaba Blue. Le dije:
"Tenemos trabajo que hacer, pero él es inteligente y un gran perro".
“¿Así que te lo vas a quedar?”
"Por supuesto"
Ella rompió a llorar por teléfono.
Blue iba conmigo a todas partes. Dejé de volar por trabajo; conducía a todos lados con Blue. Por todo el país y de vuelta. En los años que pasamos juntos, a menudo me preguntaba si él siquiera pensaba que teníamos un “hogar”: estábamos constantemente buscando un nuevo trabajo y una nueva ciudad. La única constante era que siempre estábamos juntos. SIEMPRE. Él era mi hogar. Y yo era suyo.
6 meses después era amigo de mis amigos. Un año después, Blue estaba casi irreconocible. Él siempre fue mi dulce Blue para mí... ahora era simplemente más Blue, menos Miedo. Es sorprendente lo que un poco de amor y estabilidad pueden lograr. Blue me estaba enseñando y yo todavía no lo sabía.
Hace dos años conocí a Kaley y todo cambió. ¡Teníamos una familia! Nos instalamos en una casa. Y el temible y gruñón Blue se convirtió en el más dulce "Pastor". Llegó a una familia llena de perros pequeños de 1/10 de su tamaño, y fue paciente y cariñoso con todos ellos. Jugaba a la pelota con nuestra pequeña Matilda... jugaba con ella con más cuidado y suavidad que el padre más cauteloso. Vio que estábamos instalados, vio que yo había aprendido las lecciones que pensé que le estaba enseñando…
Él estuvo a mi lado todo el tiempo (literalmente)… protegiéndome y guiándome hacia una vida nueva y más plena. Supongo que eso es lo que hacen los Pastores. Estuve con él hasta el final.
Tengo el corazón partido. Estoy lleno de gratitud a Dios por cada segundo con uno de Sus ángeles. 💙🙏💙🙏💙🙏💙"
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