Es bien sabido que la cría selectiva ha provocado una gran cantidad de problemas de salud física en muchas razas de perros domésticos, recalcan los investigadores del departamento de Biociencia de la Universidad de Durham
Lo que muestran en este nuevo estudio es que también genera limitaciones comunicativas sociales en los perros: tienen más dificultad para transmitir emociones a través de expresiones faciales que sus ancestros, los lobos.
¿El problema? Que resulta complicado predecir el estado de ánimo de un perro basándose solo en su expresión facial y que es posible malinterpretar el miedo en la cara de los perros, algo que podría resultar peligroso.
Los investigadores plantean que los perros domésticos pueden compensar sus limitadas expresiones faciales vocalizando más que los lobos durante las interacciones sociales.
Los perros (Canis lupus familiaris) son descendientes de los lobos (Canis lupus) pero la cría selectiva ha alterado profundamente las morfologías faciales de los perros en comparación con las de los lobos.
Lo que han hecho en este estudio es mostrar que distintas combinaciones de movimientos faciales se relacionan con estados afectivos específicos en lobos y perros.
Mientras que los estados afectivos de los lobos se pueden identificar muy bien mediante movimientos faciales, hay menos claridad entre los canes.
El nivel preciso de desacuerdo entre los estados afectivos reales y previstos dependerá de los perros y razas particulares pero, en general, los datos de este estudio, concluyen sus autores, sugieren que los perros tienen una capacidad limitada para producir expresiones faciales para una amplia gama de estados afectivos.
La domesticación ha dado lugar a que la morfología de muchas especies difiera mucho de la de sus homólogos salvajes. Es el caso de las morfologías de la cabeza braquicéfala y mesocefálica que se observan en muchas razas. Los movimientos que involucran el hocico, la nariz, los labios y la lengua parecen importantes para la producción exitosa de expresiones faciales afectivas en los lobos, pero estos movimientos se observan con menos frecuencia en los perros.
Por ejemplo, los lobos utilizan el movimiento facial 'arrugar la nariz y levantar el labio superior' el 80% del tiempo en el contexto de enfado pero los perros domésticos (en todos los tipos de raza ) sólo utilizan este movimiento el 34% del tiempo en el mismo contexto. De manera similar, los lobos olfatean el 46% del tiempo en el contexto de Interés pero los perros olfatean sólo el 17% del tiempo en el contexto de Interés.
Los músculos mímicos, especialmente los que rodean el hocico, los labios y la nariz de los perros braquicéfalos y mesocefálicos, tienen mucho menos espacio para desarrollarse hasta alcanzar el mismo tamaño que los que se observan en las cabezas dolicocéfalas. Por lo tanto, es probable que algunos músculos sean demasiado pequeños para producir la gama completa de movimientos necesarios para producir expresiones faciales apropiadas.
Los movimientos de las orejas parecen ser importantes para la producción de expresiones faciales afectivas en los lobos, en los perros hay una reducción significativa en todos las razas.
Mostramos que las diferentes morfologías faciales de los perros (específicamente las morfologías que no se parecen a las de un lobo) limitan su capacidad para producir la misma gama de expresiones faciales afectivas que los lobos.
Un resultado clave de este estudio, explican, es que han observado una confusión considerable entre los estados afectivos positivos y negativos de los perros domésticos.
La incapacidad para transmitir correctamente un estado afectivo de miedo y que sea confundido con un estado afectivo amistoso, por ejemplo, es potencialmente perjudicial para la comunicación entre personas y canes.
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