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La carta de amor de Pilar Eyre a su perra viejita y a todos los perros viejitos

La carta de amor de Pilar Eyre a su perra viejita y a todos los perros viejitos

Última actualización del articulo el día 07/02/2020

Gran lección la de Dana y enorme la que la escritora y periodista Pilar Eyre ofrece a través del texto que ha compartido en sus redes sociales. Ojalá se haga viral porque contiene muchos mensajes importantes, empezando por la generosidad demostrada al adoptar a un can senior y con achaques cuyos dueños habían fallecido, una situación que es, por desgracia, cada vez más frecuente. Eyre lo explica mejor que nadie: "Ha aprendido a quererme cuando ya era una ancianita y es que el corazón, aunque sea perruno, nunca envejece"

"Hace un año recibí este WhatsApp: "Pilar, su dueña se ha muerto y los hijos no la quieren. Es una caniche pequeña y tiene 15 años. ¿Puedes dar voces?"."

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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"En la foto se veía una carita peluda, dos ojos como botones, un jersey viejo azul desvaído. Yo tenía a Fender pero cuando me dijeron que había muy pocas posibilidades de que nadie quisiera a Dana, porque además era sorda y estaba ciega, me la quedé (después de llamar a los hijos de su dueña fallecida muchas cosas feas).

Estuvo un mes sentada en su camita de cara a la pared sin apenas comer. Poco a poco empezó a explorar la casa, ante los ojos furibundos de Fender, el príncipe destronado, y empezó a comer más... Un día se puso de patas para que la cogiera en brazos..."

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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"En verano, en Llafranc, se tumbaba al sol, la bañaba con la manguera en el jardín, corría y chocaba con los árboles, pero volvía a correr y ya no chocaba... El día en que presenté mi último libro, la tuve que llevar de urgencias al veterinario: tenía un cáncer, el corazón muy débil, no sabían si operarla... Yo viajaba por todo España con el alma en vilo. La operamos a vida o muerte y se salvó.

Ahora Dana se sube a mi cama con una caradura increíble, intenta lamerme la cara pero, como es ciega, se pone a lamer la almohada o un libro, mete su cabecita en el plato de Fender mientras está comiendo y posa para los fotógrafos como una estrella.

Tiene 16 años y sé que no vivirá mucho tiempo más, pero me ha enseñado algo muy importante: ha aprendido a quererme cuando ya era una ancianita y es que el corazón, aunque sea perruno, nunca envejece."

Aquí podéis ver algunas imágenes más de Eyre con sus queridos perros:

PD Aprovechamos para compartir la historia de estos dos perros que se encuentran en una situación similar a la que estaba Dana. Su dueño está ingresado con cáncer terminal y está buscando desesperadamente una familia para sus canes.