El pasado sábado unidades caninas de protección civil, guardia civil, bomberos, ejército de tierra y guías de montaña con un total de 21 perrosse dieron cita en Sierra Nevada para las primeras Jornadas de guías y perros detectores de víctimas sepultadas en aludes. El evento, patrocinbado entre otros por Tiendanimal, tenía como objetivo hacer prácticas reales en un simulacro de avalanchas. Y entre los 21 canes había 3 cachorrotes que están aún "estudiando" para ser futuros perros de rescate.
Para los ejercicios en los que han participado los canes se han utilizado máquinas pisa pistas de la estación de esquí de Sierra Nevada con las que se creó un campo de trabajo similar a una avalancha en las que se colocaron algunos zulos donde se enterraron a personas para que los perros los encontrasen.
Entre los participantes estaba Thor, al que véis aquí en acción: es uno de los perros de rescate en activo de la estación de esquí de Sierra Nevada (cuyo mantenimiento proporciona Tiendanimal) y que, junto a su guía, Richar Bonal, completó unas búsquedas rápidas y directas de figurantes enterrados.
Cuando hoy hablamos de rescate en accidentes por avalanchas de nieve se hace mucho hincapié en la tecnología y en los nuevos avances respecto a los Detectores de Víctimas por Aludes (DVA), entre los que se utilizan sistemas analógicos, digitales, de una y de cuatro antenas, de nuevos protocolos de búsqueda, etc.
Pero existe otra herramienta de localización complementaria cuyo trabajo, en la mayoría de las ocasiones, pasa desapercibido pese a que es fundamental. Sí, hablamos de los perros entrenados para detectar víctimas vivas sepultadas por un alud.
Este vídeo es de hace un par de años, de cuando Thor llegó a Sierra Nevada.
La historia de los perros de rescate en la nieve, explican desde Tiendanimal, se remonta a 1937, año en el que tuvo lugar el primer rescate del que se tiene constancia documental. Un perro no adiestrado marcó, por iniciativa propia, la posición de un niño sepultado bajo la nieve. Gracias a ello, el niño pudo ser localizado y rescatado.
El perro debe presentar una morfología y unas condiciones físicas óptimas para realizar labores de rescate. Han de ser perros fuertes, ágiles y de tamaño medio. Junto a todas estas consideraciones, el animal ha de reunir unas cualidades específicas como la inclinación por la presa (ganas de liberar su ansiedad de persecución con la mordida), la inclinación por la caza (ganas de perseguir una presa), e intensidad en la búsqueda (interés y perseverancia en encontrar una presa) y, al mismo tiempo, contar con un carácter social y equilibrado.