Justo antes de Navidad hace un par de años, en diciembre de 2017, el dueño de Griffin notó que el perro tenía un bulto y lo llevó al veterinario pensando que sería algún problema menor: no fue así. Al Rottweiler le diagnosticaron un cáncer, un linfoma de células T muy agresivo. El pronóstico era muy pesimista, le dieron unos tres meses de vida.
La quimioterapia no era una opción así que eligieron operar a Griffin para quitarle el tumor. De poco sirvió: cuando le quitaron los puntos descubrieron que ya tenía nuevos bultos, el cáncer se estaba extendiendo con rapidez.
Entonces fue cuando optaron por un tratamiento experimental diseñado para "despertar" el propio sistema inmunológico del perro.
Tal y como explica la Doctora Annika Oksa, veterinaria y doctora en medicina de la Universidad de Queensland, los investigadores extrajeron una pequeña parte del tumor y lo mezclaron con una sustancia química para reforzar la respuesta inmune del perro.
Esto es lo que inyectaron a Griffin, como una vacuna, a lo largo de varias semanas: el objetivo era que el sistema inmunológico del can combatiera directamente el cáncer. La inmunoterapia en su caso y para la enorme alegría de su familia, dio resultado. Han pasado ya dos años y Griffin sigue tan pancho, jugando con su pequeña humana y encantado con toda la atención.
Un 30% de los 170 perros que han participado en el ensayo de inmunoterapia de la Universidad de Queensland, en colaboración también con la Universidad de Sidney han podido vencer al cáncer. Y ninguno ha sufrido ningún tipo de efecto secundario.
Los investigadores esperan que el caso de Griffin sirva para dar visibilidad a este estudio para que así puedan conseguir más fondospara seguir avanzando con la investigación.
Hay en marcha una campaña de recogida de fondos para esta investigación de la "vacuna contra el cáncer" en Australia.
