Huir a toda costa de los calores, disfrutar de la naturaleza y refrescar a personas y perros: este es el objetivo que se han marcado los amigos de Diario Senderista y gracias a eso han compartido en SrPerro esta maravilla de ruta, un paraíso que está a menos de dos horas y media en coche de Madrid.
Esta nueva propuesta de Diario Senderista (podéis encontrar muchas más en su web y también os podéis apuntar a salir de ruta en su compañía a través de su canal de Telegram) es apta para todos los públicos, también para familias con perros y niños.
¿Quién disfrutará más? Los canes acuáticos porque se podrán bañar en tres o cuatro pozas a lo largo del recorrido :-)
FICHA TÉCNICA
Recorrido: Navaconcejo-Las Nogaledas-Navaconcejo
Identificación: Garganta de Las Nogaledas
Distancia: 6,51 kilómetros
Circular: SI
Dificultad: Fácil
Tiempo total: 3 horas
Tiempo en movimiento: 2 horas
Cota máxima: 714 metros
Cota mínima: 486 metros
Desnivel máximo:224 metros
Recomendable con niños:SI
Recomendable para inexpertos:SI
Mejor época:Primavera, Verano y Otoño
Esto es lo que nos cuentan Eduardo Cid y su perro Coquer, de Diario Senderista, sobre el Valle del Jerte y la ruta de la Garganta de Las Nogaledas:
Melódico, acompasado, suave, armonioso. Así es el sonido del agua en la Garganta de Las Nogaledas, uno de los secretos mejor guardados del Valle del Jerte, un fascinante vergel al norte de la provincia de Cáceres.
La senda de hoy es un verdadero regalo para los sentidos y, además, es relativamente desconocida aún, ya que Los Pilones y la Garganta de los Infiernos se llevan todo el protagonismo mediático y turístico.
Navaconcejo
Este vals musical se halla casi escondido en la localidad de Navaconcejo, la primera población del valle si conducimos desde la ciudad de Plasencia.
Es verdadera música para los oídos pero también para la vista: cinco increíbles cascadas que se suceden en una verdadera película natural en lo que nos gusta denominar el Amazonas cacereño.
Te sorprenderá encontrarte a apenas 10 minutos del pueblo este espectáculo del agua y la naturaleza. Es un hallazgo inesperado y maravilloso. Con el aliciente de que es un sendero no masificado, al menos en determinadas épocas, por lo que puedes disfrutar en plenitud del sonido de los pájaros y del rumor tranquilizador del agua.
Inicio de ruta
El paseo se inicia al pie del Río Jerte, en una zona maravillosa de baño con aguas cristalinas pero gélidas. En ese maravilloso marco nuestros perretes pueden empezar con un baño iniciático, un pequeño adelanto de lo que se van a encontrar durante el paseo.
Desde ahí el camino, perfectamente marcado, arranca en una sinuosa subida pegado al margen derecho de las cascadas. Cada pocos metros aparece una zona de recreo en forma de poza que admirar. Un poco más arriba llegamos hasta la carretera, que hay que cruzar, y al lado izquierdo aparece perfectamente señalizado el último tramo, la última etapa de la subida, para poner la guinda al pastel.
La mayor de las cascadas
Desde un peñascal con vistas indescriptibles sobre el Valle del Jerte admiramos Cabezuela de Valle en lontananza. El sumun de la belleza llega sobre una pasarela de hierro que permite tomar imágenes de película, absolutamente mágicas, con hilos de agua dibujando caprichosas formas en su caída durante el importante desnivel.
Apenas unos metros más de esfuerzo físico y llegamos al final del ascenso, que da paso a un camino por el que dejarse caer descansado las piernas.
Comida perruna
Es el momento de recuperar fuerzas. Sacamos nuestros bocadillos, no sin antes posar sobre el suelo los comederos y bebederos de nuestros canes, claro.
A los 15 integrantes de nuestra Manada Perruna solemos llevarles de comida tres o cuatro puñados de pienso y alguna salchicha de pollo, de las que no tienen grasa.
Según nos explicó un amigo veterinario, durante las excursiones no les viene bien comer mucho. Sólo lo justo y necesario para recuperar la energía perdida. La comida principal del día podrán disfrutarla al volver a casa.
La bajada
Desde ahí es todo bajada, casi al libre albedrío, ya que la señalización de la ruta se pierde y cada excursionista atrocha por donde quiere.
Hay una pista de asfalto pero para evitar que nuestros perretes se lastimen las almohadillas, evitamos siempre este tipo de terrenos, y buscamos un camino de tierra como alternativa.
Con la visión de los tejados de Navaconcejo descendemos hasta el punto de salida con la sensación de haber estado en otro país, perdidos en tierras salvajes.
No lo hemos soñado. Es real. Y está al alcance de todos los bolsillos. No hay que coger ningún avión, ni portar una pulsera VIP en la muñeca. Está a muy pocos kilómetros de Plasencia. Y es el perfecto aperitivo para paladear después en profundidad el incomparable Valle del Jerte: sus bancales de cerezos, su gastronomía, sus incomparables gentes.
Mapa de Wikiloc
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