Entre 1999 y 2006, Sony fabricó y vendió 150.000 perros robot, los Aibos: esos primeros canes robóticos eran bastante básicos, se movían y estaban equipados con un micrófono, respondían a comandos simples. Y aún así, para muchas personas estos seres eran como su familia. Los querían, los cuidaban y cuando ya era imposible que siguieran funcionando, también los lloraban. Y los siguen llorando...
Los funerales comenzaron cuando Sony dejó de ofrecer soporte para las reparaciones de Aibo, producidas entre 1999 y 2006, en 2014.
Y son ceremonias tradicionales, igual que si se tratara de canes reales. Hay monjes budistas que se encargan de celebrar estos funerales tan peculiares... Aquí podéis ver un ejemplo reciente, el homenaje realizado a unos 100 Aibo en el templo de Kofuku-ji.
Como comentamos hace poco, en 2018 Sony sacará un nuevo Aibo, mucho más avanzado. Un robotito de lo más adorable -tiene los ojos más grandes y más realistas que nunca- y tela de simpático, mueve el rabillo como un loco cuando detecta que su dueño está cerca...
Prometen que aprende y desarrolla su personalidad, está dotado de inteligencia artificial. Lo más importante, tiene un botón de apagado para no fastidiarte las vacaciones o la siesta... vamos, que es perfecto para todos aquellos que en el fondo no quieren tener un perro sino un ente que les acompañe.
Aún así, es realmente curioso ver el gran apego que ciertos humanos han llegado a desarrollar por estas máquinas. Quizá sea un reflejo, aunque distorsionado, de la relación entre humanos y perros.