¡Ay, esos humanos que no recogen las cacas de sus perros! Son la pesadilla de los Ayuntamientos pero también de los demás dueños de canes porque, al final, cada caca que queda en el suelo es igual que lanzar una campaña anti-perros, así de sencillo.Esas "minas urbanas" fastidian a todos y hacen que demasiada gente piense que los perros son sucios o que no son capaces de controlarse y que hacen sus necesidades en cualquier momento y todo el tiempo.
Las campañas para fomentar el civismo que hemos ido viendo en España a lo largo de los años son de todo tipo, las hay que se apoyan en la imaginación y el humor (y han llegado así hasta el New York Times) y las hay que tratan de utilizar la educación en positivo, la gran mayoría sencillamente amenazan con multas.
También en clave de humor, este corto pone en práctica una estrategia diferente... El objetivo aquí no es precisamente convencer a un guarro de que recoja las cacas, como veréis, pero el efecto será parecido. Ejem.