Hay multitud de emociones, tanto positivas como negativas, que compartimos con los perros. Que compartimos y que con frecuencia también les contagiamos, de hecho, porque los canes pasan todo el tiempo leyéndonos y esto, lógicamente, les afecta.
No sólo los humanos comunican su alegría o tratan de apaciguar a otros individuos a través de la risa y la sonrisa. Los perros, y otros animales, también se ríen. Y sonríen.
Dado que cada vez más estudios prueban su capacidad para empatizar y paraleer nuestras expresiones y comunicarse con nosotros, no es de extrañar que cada vez sea más evidente que no estamos antropomorfizando a los canes si afirmamos que demuestran emociones como la felicidad a través de una sonrisa o la risa perruna.
Este vídeo no es, que conste, un ejemplo de risa perruna tal y como la entienden los expertos pero... ¡es buenísimo aún así!
Según los expertos, los perros pueden invitar a otros a jugar usando un sonido diferente y específico que se denomina risa perruna, parece un jadeo pero es distinto en intensidad y tono.
Y cuando están jugando, vocalizan su estado de ánimo a través de ladridos, gruñidos, quejidos y... de nuevo, una exhalación pronunciada: eso es lo que se conoce como la risa perruna.
Patricia Simonet, la responsable de los estudios sobre los efectos de la risa canina, también comprobó que si se graba ese sonido y se emite a los perros en una perrera, reduce considerablemente sus niveles de estrés.
Tras analizar los experimentos que llevó a cabo Simonet, el psicólogo, profesor e investigador canino Stanley Coren también decidió probar el asunto con sus perros.
Y, de nuevo, muy interesante: una vez que logró afinar su versión de la risa canina, Coren explica cómo utiliza esos sonidos en sus clases para calmar a algunos perros, a canes que están ligeramente ansiosos o se muestran inseguros.
El científico incluso ha compartido sus instrucciones para lograr que los perros se rían:
No es fácil, pero él lo ha conseguido :-) Si lo haces bien tu perro prestará atención, se levantará, puede que mueva la cola y se acerque a ti e incluso... puedes lograr que ría contigo.
- Forma una O con los labios para hacer un sonido “hhuh”, como una exhalación. Es un sonido callado, si te tocas la garganta no debes sentir ninguna vibración.
- Con la boca abierta y sonriente, emite un sonido tipo “hhah”, de nuevo de forma callada.
- Combina los dos para crear la risa canina. Algo tipo “hhuh-hhah-hhuh-hhah”, explica Coren.
Si lo probáis y funciona... ¡contadnos!
Tía, con cierta frecuencia, genera ganas de sonreír porque ella casi siempre parece estar sonriendo. Eso sí, reír... no lo tengo tan claro porque ella es más de ladrar cuando está jugando.
Nicholas Dodman, profesor de Tufts’ Cummings School of Veterinary Medicine,también tiene clara la capacidad de los canes para reír y sonreír.
Él alude a la sonrisa sumisa, la que los perros muestran cuando tratan de apaciguar a otro can y evitar un enfrentamiento. También se puede dar ese comportamiento ante su dueño, si éste les regaña.
Es una cuestión que ronda la mente de los científicos desde hace mucho: en 1971, la antropóloga Mary Douglas publicó un ensayo en el que analizaba la cuestión. Ella citaba las palabras del etólogo y premio Nobel Konrad Lorenz -cuyos libros os recomendamos encarecidamente-.
En su libro Cuando el Hombre Encontró al Perro, Lorenz explica "Siempre se produce la invitación al juego; aquí las fauces levemente abiertas, mostrando la lengua, y el grado de inclinación de la boca, abierta casi de oreja a oreja, ofrecen un aspecto aún más claro de que el perro está riendo."
Otra lectura muy recomendable para los que quieren entender a su can sería En la mente del perro, de Alexandra Horowitz.
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