"The Present", así se titula este cortometraje tan especial que ha pasado por más de 180 festivales y se ha llevado 50 merecidos premios. "The Present", "El regalo", sí, pero también "El Presente"porque los perros son ejemplos de ambas cosas: son un regalo para cualquier humano que lo sepa aceptar, nos regalan su compañía, sus ganas de vivir y de disfrutar y, cómo no, su manera de estar siempre presentes y en el presente.
El protagonista de esta historia creada por Jacob Frey, a partir de una tira cómica del brasileño Fabio Coala, es un adolescente que parece pasar horas y horas con su ordenador y sus vídeojuegos, hasta que su madre le hace un regalo...
Lo podéis ver aquí y también está disponible en Filmin.
¿Verdad que es precioso? Frey explicaba en su web que tardó un año en sacar adelante este proyecto, su tesis de fin de carrera.
Imposible no emocionarse y sonreír, es fabuloso ver cómo va cambiando la actitud del chaval, sus expresiones ante el poder de un pequeño cachorro, el poder de todos los canes para hacer felices a los humanos.
Un cortometraje realmente maravilloso pero de alguna manera también "peligroso" porque puede fomentar una idea muy errónea: los perros no son un juguete, no son una tirita para personas.
Regalar un perro no es sinónimo de milagro de felicidad, no todos están preparados para aceptar ese regalo y para cuidar de ese perro, ese ser vivo, como necesita.
La elección de tener un perro debería ser una decisión meditada por toda la familia, no un regalo sorpresa.
Una cosa es la ficción y otra la realidad, lógicamente. ¿Qué hubiera pasado si el niño no reacciona así? ¿qué hubiera pasado si su madre se hubiera equivocado y el cachorrote no le hubiera sacado de su obsesión por los videojuegos?
Pues... quizá la respuesta se pareciera a este spot de Fundación Affinity, por desgracia.
Ese es el problema de regalar perros por sorpresa: un perro es un ser vivo que implica una gran responsabilidad, no es un par de calcetines, no es un juego que se apaga, no todo el mundo está preparado para cuidar de un can.
Un perro, un cachorro, no es una tirita para humanos, hay que pensar en su bienestar no sólo en la sonrisa feliz del niño que lo recibe como regalo. Y un perro tampoco es una herramienta pedagógica, su fin no es convertirse en una lección para que los peques aprendan responsabilidad (o, como aquí, para que conecten con el mundo real).
Sin ninguna duda un perro puede ser el mejor compañero de un niño, su mejor amigo, pero la decisión de regalar un perro puede acabar muy mal si el adulto en esta ecuación no considera todo lo que ese gesto conlleva: el tiempo y el esfuerzo que requiere ocuparse bien de un perro, especialmente cuando es un cachorro al que hay que educar, socializar, cuidar...
Hay que tener muy claro quién cuidará de ese ser, quien limpiará sus lapsus hasta que aprenda a hacerlos fuera de casa, quién recogerá sus más que seguros destrozos sin enfadarse...
Por todo esto decimos que esta maravilla de cortometraje contiene un mensaje que puede resultar peligroso o contraproducente.
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