Hace unos meses diversos medios de todo el mundo publicaron información sobre un artilugio -aún inexistente-que en teoría nos permitiría comunicarnos con nuestros canes puesto que traduciría sus pensamientos a palabras. No era una inocentada, aunque lo parecía. Tampoco era del todo real, aunque se habló de ello como si lo fuera. Es fácil entender lo genial que sería poder traducir los pensamientos de nuestros canes y comunicarnos con ellos con total facilidad.
Por eso me ha gustado tanto este nuevo anuncio del perro-teléfono. La broma de Optus para el April Fools' Day les ha quedado estupenda y... la verdad, no la veo menos probable, en un futuro, que el otro artilugio del que tanto se ha hablado.
El otro proyecto, el que no es inocentada, me atrae bastante menos.
No moore woof, se llama el invento, una especie de auricular manos libres que los perros tendrían que llevar en la cabeza para que leyera sus ondas cerebrales y las convirtiera en palabras. Para poder entender lo que piensan los canes y poder saber lo que nos quieren decir en todo momento.
A mí me pareció vistoso pero altamente improbable y... pues no lo puedo evitar, más bien tirando a bobo.
Por un lado, no está de más recordar que los canes ya se comunican, a su manera, y el problema principal es ser que nosotros, humanos, acostumbrados a la palabra, no sabemos endender lo que nos dicen con su lenguaje corporal.Y por otro, en fin, cuando han preguntado a los expertos la respuesta ha sido más que tibia: para empezar, sería imposible que los electrodos funcionaran al estar sobre el pelo del perro.
Pero llamativo es, evidentemente, de ahí que apareciera la noticia publicada a diestro y siniestro, ayudando a que los que están tras el No More Woof recaudaran más de 22.000 dólares vía crowdfunding, pese a que los propios desarrolladores hayan dejado claro que el proyecto está en una fase incipiente y que faltan años de investigación para que sea real... Por ahora su prototipo ha podido leer, dicen, pensamientos como 'tengo hambre', 'estoy cansado' o '¿quién eres?'.
Ejem, ¿realmente necesitamos ponerle a nuestro perro un manos libres para entender eso?
El perro-teléfono es una inocentada sin duda, qué se le va a hacer, pero... ¿y si no lo fuera? :-)
De todas formas, por el momento y en los próximos años, en vez de tanto artilugio, propondría dedicar más tiempo y esfuerzo a estudiar el lenguaje de los perros y a aprender a comprenderlo, más que nada porque eso no cuesta tanto dinero y es efectivo desde el día 1. A alguna que otra persona le ha salvado la vida. Y al resto... al resto nos permitiría fortalecer el vínculo con nuestros canes y disfrutar aún más de su compañía.