Esta es la historia de un monje que vivía solo, un monje muy zen y muy todo eso que pueden llegar a ser los monjes, pero también muy solo y bastante arisco y algo gruñón... Entonces, no se sabe bien cómo, por la recóndita esquina del mundo donde vívía ese monje aislado apareció un perro. Un perrillo simpático y cariñoso con muchas ganas de jugar.
No os contamos nada más, merece la pena ver el breve y delicioso cuentito animado que ha creado Tom Long: The Misguided Monk, (El Monje Equivocado).
Un cuento sobre la tolerancia, la compañía y, sin duda, sobre el poder de los perros para alegrar la vida de los humanos.
La persistencia y optimismo de muchos canes es uno más de sus súper poderes... que se lo digan al monje y que nos lo digan a los que convivimos con esos seres capaces de generar sonrisas en casi cualquier momento, ¿verdad?
Y si no, que se lo digan a esta linda perra que insiste en que las estatuas deberían acariciarla, porque ella se lo merece :-)