Cuando sucede algún evento mediático en el que se narra la muerte de un perro policía, como la muerte de Diesel, una malinois que participó en la operación para capturar a los yihadistas del atentado que dejó casi 140 muertos en París, en noviembre 2015, se vuelve a poner el foco sobre los peligros que corren los perros que trabajan "pata a pata" con la policía en todo el mundo. Canes que arriesgan sus vidas -sin saberlo- para ayudar a proteger a los humanos y que desempeñan una labor clave en diferentes ámbitos, también en España.Sorprende descubrir, sin embargo, que el mayor peligro para los canes, lo que más muertes causa, al menos en EEUU donde hay datos oficiales, no son las balas.
A raíz de los atentados de París y de la muerte de Diesel, el Washington Post publicó un artículo desgranando las causas por las que cada año mueren perros policía en EEUU. Los datos son claros y también un tanto deprimentes, por evitables.
Cada año mueren más perros y cada año la causa más común es el golpe de calor.
Sí, lo más mortífero para los perros policía es el calor, los golpes de calor, que suceden por descuido de los que en teoría tienen que ocuparse de su bienestar (perros que corren demasiado en momentos del día de excesivo calor o que son olvidados dentro de un coche) o por accidentes -aires acondicionados que dejan de funcionar.
Es decir, al menos en EEUU, la gran mayoría de muertes de perros policía son del todo evitables y no se deben a los peligros que puedan correr al desempeñar su trabajo.
Si en 2015 murieron 27 perros policía, 12 de ellos por golpe de calor, en 2016 los datos dejan claro que no se ha logrado revertir la tendencia:
34 perros policía muertos
- Muerte accidental: 2
- Asfixiado: 1
- Agresión: 1
- Accidente de coche: 1
- Ahogados: 1
- Disparos: 10
- Disparo accidental: 2
- Golpe de calor: 12
- Apuñalados: 1
- Atropello: 3
Y la tendencia se mantiene en 2017: ya han muerto 14 perros policía en lo que va de año, 5 por disparos y 7 por golpe de calor (otro por disparos accidentales y otro por ataque al corazón).
En EEUU, en teoría, están implantando sensores especiales en los coches donde van los perros para regular la temperatura y la humedad y también alertas que salten en caso de que la temperatura suba demasiado permitiendo al humano, incluso de forma remota, abrir entonces la puerta del coche para que el can pueda salir. El objetivo es reducir esas muertes tan evitables pero, a la vista está, queda mucho por hacer.
Y es algo que nos recuerda a todos la importancia de no dejar NUNCA a un perro dentro de un coche en verano, ni con las ventanas abiertas.