Pocas personas con perro dudan de lo que los científicos denominan "contagio emocional" y no es la primera vez que la ciencia demuestra de diferentes formas que los canes sienten empatía hacia sus humanos: tanto nuestro estrés como nuestros estados emocionales pueden afectar a nuestros perros.
Ahora, un nuevo estudio del Deparmento de Etología de ELTE, Hungría -en el que ha participado la española Paula Pérez Fraga- ha comprobado que tanto los perros como los cerdos que viven en familia diferencian entre vocalizaciones humanas de valencia emocional variable, pero solo los perros adecúan su estado emocional al de la vocalización que escuchan.
Las vocalizaciones de angustia humana provocan un aumento en las respuestas al estrés de los perros. Esta modulación del comportamiento para adaptar el estado emocional de uno al de otro individuo a menudo se describe como contagio emocional.
No está claro si este fenómeno es promovido por la selección de los perros para cooperar con los humanos o si tiene sus raíces de manera más general en las señales vocales universales de emoción.
Para probar esto, los investigadores han comparado las reacciones de los perros y de cerdos de familia a reproducciones de sonidos humanos de llanto (alta excitación, sonido emocionalmente intenso) y tarareos (un sonido de baja excitación y menos valencia emocional).
El estudio se llevó a cabo a través las experiencias de voluntarios en diversas partes del mundo (voluntarios que conviven bien con perros, bien con cerdos).
Como explican en el vídeo, los perros exhibieron niveles más altos de comportamientos asociados con una mayor excitación y estados emocionales negativos y vocalizaron más en respuesta al llanto mientras que los cerdos mostraron comportamientos más negativos y de mayor excitación en respuesta al tarareo que al llanto.
El hecho de que los perros pareciera que se vieron afectados y reaccionaron en consecuencia al contenido emocional de los sonidos vocales humanos está en línea con trabajos anteriores y con el relato del contagio emocional.
Por el contrario, el elevado estrés de los cerdos ante el tarareo no puede explicarse completamente por el contagio emocional sino más bien por la novedad del sonido.
Es decir, la selección para cooperar con los humanos puede ser clave para promover el contagio emocional inducido por el sonido humano en los mamíferos domésticos.
Esto sugiere que la selección especial de los perros durante la domesticación para cooperar con nosotros podría haber facilitado la aparición de contagio emocional inducido por sonidos humanos.
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