Según datos de la ONG Bullying Sin Fronteras (BSF), España es el primer país de Europa con más casos de bullying y el tercero en el mundo. Son cifras que dan miedo, la verdad: en nuestro país ha habido un crecimiento exponencial de casos de bullying, 6 de cada 10 niños españoles sufren todos los días algún de tipo de acoso y ciberacoso y el suicidio es la principal causa de muerte por causas externas en menores de edad.
De ahí la importancia del trabajo de Fundación Affinity en este sentido y de las historias que han compartido mostrando cómo los perros, el vínculo con los canes, puede ser tan terapéutico en este ámbito.
Noa sufrió bullying, se autolesionaba y la situación se tornó tan grave que llegó a intentar suicidarse en dos ocasiones: su terapeuta fue quien le recomendó el contacto con los perros y así comenzó su recuperación. Primero en compañía de Gaspar, el abuelete al que adoptó, y ahora junto a Balder.
La influencia de ambos es tal que Noa incluso se ha formado como como técnica en Intervenciones Asistidas con Animales y, en el futuro, le encantaría poder ayudar a adolescentes en su misma situación.
María, que ahora tiene 18 años, también sufrió bullying en la adolescencia. Y esto se transformó en un trastorno de la conducta alimentaria.
Para ella también, su familia y sin duda sus perros, fueron clave para afrontar su recuperación. "Los animales para mí son familia, son amigos y son casa", dice, resumiendo esa conexión tan importante para tantísimas personas.
Y también María, cuya historia igualmente conocemos a través de Fundación Affinity, se ha formado como técnica en Intervenciones Asistidas con Animale y tiene un grado medio de Atención a personas con discapacidad.
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