De cachorro Finn era conocido, entre otras cuestiones, por tener un loco y destructivo amor por sus cerditos. Cerditos de plástico de esos que hacen ñikiñiki. Él los destrozaba a la mínima así que sus humanos, después de comprarle unos cuantos y ver lo poco que duraban, decidieron conseguirle juguetes un poco más resistentes.
Y ahora que Finn ya es un SrPerro de cinco años le han regalado uno de sus viejos cerditos. El reencuentro ha sido de lo más guau, claro. Finn ha dejado claro que sigue teniendo el mismo amor loco por este juguete ñikiñiki.
¿Y cómo era Finnegan, Finn para los amigos, de cachorrote? Pues aquí podéis ver al zampable salchicha hace unos años.