Hay perros que generan buen rollo por las cosas que hacen, por sus trastadas o por su formar de jugar, por cómo mueven el rabillo o por cómo te dan la pata. Y luego está Brinks, un Pit Bull que no tiene que hacer nada de nada para generar felicidad porque ¡siempre está sonriendo! Es imposible entrar en el instagram de este guapérrimo can que vive en Brooklyn y no salir... pues sí, con una gran sonrisa de oreja a oreja, igual que él,¡hasta con el cono de la vergüenza!
A Brinks lo abandonaron cuando era un cachorrote pero tuvo la suerte de que ese mismo día se cruzara en su camino Jon Bozak, un humano de buen corazón, el mismo que le adoptó. Él tenía perro, otro Pit Bull, y no tenía intención de ampliar la familia pero... Brinks le conquistó de inmediato y, además, él y su otro can congeniaron rápidamente.Sí, una vez más lo que unos tiran como si fuera basura se convierte en lo más preciado para otros... Brinks es un can con suerte.
Desde que se topó con Jon, con su humano, han pasado 13 años y el can se ha hecho famoso por... pues sí,por esa gran, gran sonrisa que esboza constantemente.¿No es 100% zampable? Esa trufa besable...