Sobre todo en EEUU, Tailandia o Japón, también en el Reino Unido, hay competiciones de estilismos caninos que no pueden dejar a nadie indiferente, no en vano en inglés el término es peluquería canina "extrema". Los fans de este tipo de peluquería insisten en que solamente se utilizan productos que no dañan a los perros y que se trata de algo divertido que incluso puede hacer que perros tímidos, al recibir atención, se muestren más alegres y vivaces...
Del otro lado están los que consideran esto se acerca peligrosamente al maltrato animal. O como mínimo, que es algo verdaderamente innecesario. Los perros notan cuando nos reímos de ellos, advierten algunos expertos. Por eso mismo desde asociaciones como Dogs Trust o el Kennel Club británico suelen recomendar evitar los disfraces y los tintes o cortes de pelo creativos. No es algo que se haga en beneficio de los perros, más bien lo contrario: puede irritar su piel y, de propina, es como si el perro fuera un complemento de moda, no un perro.
Este completo y muy interesante reportaje analiza el negocio que rodea a la peluquería canina creativa y, sobre todo, se adentra en el principal concurso mundial, el de Hershey, en EEUU.
Es un universo paralelo -que produce tanta sorpresa como, francamente, miedo y grima- y que, como no podría ser de otra manera, mueve mucho dinero. Los premios pueden llegar a los 30.000 $ y lanzan al estrellato a algunos peluqueros caninos.
El nivel de obsesión que alcanzan algunos es alucinante pero lo llamativo, para cualquiera que no encuentre atractivo este tipo de actividad, es que toda esa explosión de creatividad y color no es en beneficio de los perros: deben pasar horas de peluquería, aguantar los focos, las miradas y las risas de cientos de personas...
Es un espectáculo, sin más, y los perros probablemente son protagonistas a su pesar.