Como bien saben Santi Vidal y Eli Hinojosa, que han entrenado perros para que detecten desde chinches a dinero, el olfato de los canes es realmente impresionante.
Y en esta historia, un fragmento del programa de la BBCThe Secret Life of Dogs, a mí lo que más me ha fascinado, sin embargo, es que el perro no había sido entrenado... fue algo espontáneo. Impresionante.
Está en inglés pero hablan despacio así que es relativamente fácil de entender, por si acaso dejo un breve resumen tras el vídeo.
Max es el perro de Maureen. Según cuenta ella, hace unos años el can de pronto empezó a mostrarse deprimido, no quería sentarse junto a ella, parecía abatido y como tenía 9 años, Maureen se temió que, quizá, estuviera enfermo... Pero el perro no estaba enfermo, la que tenía cáncer, sin saberlo, era ella: sólo la insitencia de su perro, que miraba su pecho y lo olisqueaba, la llevó a volver a hacerse un chequeo, que tuvo que ser realmente exaustivo porque no encontraron nada al principio. Max había detectado el cáncer antes que las máquinas...
¿No es increíble?