La fotógrafa Cameron McClure está especializada en retratos de animales salvajes, pájaros y naturaleza pero una de sus series más conocidas tiene poco de salvaje y mucho de tierna.
Se trata de unos retratos "robados" a un hombre y su perra mayor, unas fotos en las que captó el amor y el cuidado con el que él cuidaba de una perrina que no podía moverse...
Cameron McClure compartió las fotos y la historia en su facebook:
"Estaba en el río, escondida entre los juncos, con la esperanza de tomar fotos de la vida silvestre cuando vi a un hombre que cargaba con ternura a su perra hasta el agua y la dejaba suavemente en el suelo.
La anciana perra parecía tranquila y contenta de estar en el agua y se movía usando sus patas delanteras."
"Cuando se sumergió en aguas más profundas, el hombre, con todo el cariño del mundo, la tomó en sus brazos nuevamente y la llevó de vuelta a aguas poco profundas y allí se quedaron juntos en una quietud sociable."
"Cuando me iba, me acerqué al hombre y le dije que no había podido resistirme a tomar fotos de él y su can. Supe que el nombre del hombre es Tony y la perra, de 13 años, es Myah. Ella había perdido el movimiento de sus patas traseras después de un accidente hace cinco años.
Tony la había heredado de su hijo, quien ingresó a la Infantería de Marina hace 11 años, y él y Myah han sido inseparables desde entonces. Le gusta llevarla al río donde el agua la hace lo suficientemente liviana para moverse fácilmente por sí misma.
Mientras Tony y yo hablábamos, Maya se acercó a mí para recibir saludos y caricias tranquilas. Le di mi número a Tony en caso de que quisiera tener fotos de ese momento íntimo entre él y su Myah. Le envié estos retratos y él me mandó una nota muy amable.
Salí del río y volví a la refriega de la vida cotidiana, pero fortalecida por el momento de Gracia que había presenciado."
Pero no quedó ahí la historia: gracias a que las fotos de Cameron McClure se hicieron virales, gracias a que la ternura con la que Tony trataba a la perra captó la atención de miles de personas, decidieron organizar una recogida de fondos para que él pudiera contar con un arnés para mover con más facilidad a Myah porque a ella le era cada vez más difícil andar: y... sí, esta recogida de fondos fue todo un éxito.
Esos retratos recuerdan a otra imagen bellísima que compartimos hace una década, la de John y su perrete Schoep, a quien él llevaba a un lago para que pudiera flotar y olvidar sus dolores.
Gracias a esa imagen John recibió donaciones de muchos extraños, fondos que le permitieron ayudar a Schoep y hacer que su último año juntos fuera mucho más apacible, sin dolores, con la mejor calidad de vida posible.
Posteriormente, John adoptó a otro perrete, Bear, y juntos siguen ahora corriendo aventuras pero también recordando a Schoep.
Te puede interesar