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El apego de calidad, el apego seguro con un perro como "vacuna" contra la ansiedad por separación

El apego de calidad, el apego seguro con un perro como

Última actualización del articulo el día 28/02/2022

Muchos perros sufren cuando se quedan solos aunque no todos muestren síntomas extremos o incluso externos. Algunas familias ni siquiera son conscientes de que su can lo pasa mal pero un buen número de estudios dejan claro que los problemas relacionados con la separación en perros son extremadamente frecuentesy, sin duda, los confinamientos y cambios de rutina drásticos generados por la pandemia han contribuido a empeorar la situación.

Tomàs Camps, etólogo veterinario, director de Etovets y presidente del Grupo de especialidad en medicina del comportamiento animal de AVEPA ha charlado un rato con nosotros sobre la patología que se suele definir como "ansiedad por separación", aunque ese término no sea del todo correcto, para explicarnos cómo puede surgir y cómo hemos de plantearnos el tratamiento. Para explicarnos también la importancia clave del apego de calidad como pilar sobre el que construir una relación a través de la que sea menos probable que un perro desarrolle problemas relacionados con la separación.

Detrás de los problemas relacionados con la separación no siempre está la emoción de la ansiedad, aclara Tomàs Camps. Puede haber incluso emociones positivas (como el juego, en el caso de un cachorro), por eso es más correcto hablar de problemas relacionados con la separación en vez de ansiedad por separación.

Es fundamental hacer un diagnóstico correcto. Esto es lo primero y lo más importante. Lo que el animal muestra cuando está solo en casa es un síntoma, bajo ningún concepto es un diagnóstico. Y si no se hace un diagnóstico correcto, nos podemos equivocar mucho en las recomendaciones.

La definición de un problema de comportamiento -no solo aquellos relacionados con la ansiedad- es aquella conducta del animal que resulta molesta para la familia. Esto es clave porque depende de la subjetividad. Es decir, hay comportamientos que para una persona son perfectamente adecuados y para otra, lo contrario.  

Si nosotros no identificamos como problemático un comportamiento concreto, si no se diagnostica correctamente, podemos estar perjudicando al animal puesto que muchos de esos comportamientos, en realidad, muestran que el perro lo está pasando mal.

¿Qué síntomas deberían ponernos alerta?

Independientemente de si nos molestan o no, hay síntomas clínicos claros: un perro que cuando está solo en casa, y solo cuando está solo, orina o defeca en diferentes sitios. O que destroza, sobre todo elementos de salida (puertas, ventanales...) o incluso cosas que pueden oler mucho a la familia (ropa sucia, cama, etc.)  

Como estos comportamientos se dan en nuestra ausencia, hay familias que solo descubren que tienen un problema porque los vecinos se quejan de que el perro se queda ladrando, aullando o llorando. Incluso entonces hay quien elige pensar que el vecino exagera... 

Ante el más mínimo signo de que nuestro perro tiene alguno de esos comportamientos, lo aconsejable es grabar al can. Es la mejor manera de que se pueda hacer un diagnóstico correcto.

Tomàs Camps recuerda un estudio concreto de la época en la que trabajaba en la Universidad: ese trabajo analizaba los signos clínicos relacionados con la separación, específicamente con emociones negativas, en perros cuyos familiares nunca habían detectado ningún tipo de problema. En torno a 20-25% de los animales (cuyas familias nunca habían tenido ningún tipo de sospecha de que el perro lo pasaba mal cuando se quedaba solo) lo estaba pasando mal. Es decir, 1 de cada 5 perros más o menos. Un dato que, de nuevo, pone de relieve lo frecuentes que son estos problemas.

¿Cómo surge un problema relacionado con la separación?

Hay que diferenciar muy bien el tipo de diagnóstico, vuelve a reiterar Tomàs Camps. Él ofrece tres ejemplos:

El perro que se queda solo y destroza la casa, ladra u orina -los tres síntomas clásicos asociados con la ansiedad por separación- y que sin embargo no tiene ningún problema de miedo, fobia, ansiedad o frustración.

Sería, por ejemplo, el típico caso de un cachorro. Cuando llega a casa, destroza cosas, porque es lo que hacen los cachorros que andan explorando con la boca y las patas. ¿Qué hace la familia? Le dicen que no lo haga -si tiene suerte- o le castigan... Igualmente si orina en medio del salón o ladra si escucha algo, siempre que el perro expresa alguno de estos comportamientos, la familia le castiga.

Si está la familia cuando el perro hace alguna de estas cosas, recibe un castigo. En ningún caso tratan la motivación.

¿Qué hace el perro? Entiende que no puede hacerlo cuando está la familia, lo hace cuanto está solo.No le han enseñado dónde hacer pis, no le han dado alternativas... ¡Este perro no tiene ansiedad por separación! No tiene porqué estar pasándolo mal... bueno, sí, lo pasa mal cuando recibe el castigo.

El segundo escenario sería un animal que tiene o desarrolla una fobia, por ejemplo, a los petardos. Si el animal tiene un evento fóbico estando solo, puede aprender que el hecho de estar solo en casa supone un estruendo brutal.

Aquí el problema estaría relacionado por el lugar dónde se ha producido ese evento negativo. No tiene nada que ver con el apego que tenga con los miembros de su familia sino con el evento en sí en un lugar determinado. Ese perro, cuando lo grabamos, a lo mejor se muestra tranquilo en una habitación pero estresado en otro lugar de la casa, donde sufrió el evento negativo.

Y la tercera situación sería la ansiedad por separación más "clásica" aunque el concepto haya cambiado mucho a cómo se entendía antes, cuando se relacionaba con frecuencia con el hiperapego.

Cómo explica Tomàs, antes se pensaba que si un perro tenía mucho apego a un miembro de la familia, el can entraba en una situación de estrés intenso cuando esa persona no estaba, mostrando los síntomas clínicos ya descritos. Esto confería al hecho de tener mucho apego por un miembro de la familia unas connotaciones muy negativas.

Ahora se sabe que no es así, la cosa no va de cantidad del apego sino de la calidad del apego.

Si tienes un apego inseguro, cuando el animal es adulto es más fácil que el animal muestre dificultades sociales, dificultad para quedarse solo... problemas de agresividad, etc.

El apego seguro y el apego inseguro 

Resumiendo mucho, el apego seguro significa que el animal puede confiar en nosotros. Puede confiar en que estaremos cuando nos necesite. El perro confía en que cuando nos vamos, volveremos...

Un perro con apego seguro también tendrá estrés cuando se quede solo pero será más fácil enseñarle, progresivamente, a estar tranquilo. Es más fácil que confíe en que volveremos.

El apego seguro se crea ayudando a un perro cuando nos necesita. Estando con el perro si tiene mucho miedo en algunas circunstancias... No ignorándolo si quiere mostrar miedo a un determinado estímulo, no utilizando el castigo para enseñarle los límites que quiero poner en casa. En esencia, a través de una educación respetuosa hacia las necesidades emocionales de un perro durante su desarrollo. 

Para evitar que desarrolle problemas relacionados con la separación, ese apego seguro tiene que ir de la mano de enseñarle tranquilamente y de forma progresiva a quedarse solo en casa.

El apego inseguro se genera, lógicamente, con todo lo contrario: cuando no atendemos las necesidades emocionales del animal, cuando las castigamos o menospreciamos... Algo que es aún bastante común. 

Tenemos que entender al perro como un animal social, muy parecido a nosotros en cómo establece sus relaciones. Si pensamos en cómo nos gustaría que nos trataran a nosotros en esa situación, será más fácil conseguir que podamos cubrir las necesidades del perro.

Algunos de los consejos que antes se daban y que -por desgracia- aún se dan, contribuyen a generar apego inseguro. 

Un ejemplo claro es cuando un cachorro llega a casa y te recomiendan que duerma en una zona separada y que si llora, lo ignores. El perro está mostrando una ansiedad intensa y te recomiendan que lo ignores. 

Qué pasa si el perro destroza algo: ¿le enseñas amablemente a no hacerlo, enriqueciendo el entorno y mostrándole lo que sí puede romper? ¿O le castigas?

¿Qué tipo de confianza le puedes dar si le castigas por una necesidad fisiológica, sea la de explorar con la boca o la de hacer pis? ¿O si cuando te necesita, no estás allí?

¿Qué deberíamos hacer? Pues lo contrario, atender a todas estas necesidades del perro correctamente. 

Camps es tajante: un perro no tiene que dormir solo a menos que le hayamos enseñado a dormir solo (en una zona donde esté tranquilo, cerca nuestro...) 

Esto es algo que se ha de hacer poco a poco, igual que trabajaremos a la hora de enseñarle a quedarse solo. Como cuando dejas a un niño en la guardería... Es un proceso de adaptación. Y ese proceso de quedarse solo debería ser paulatino y desde un buen apego.

Apego en las personas, apego en los perros

El tipo de apego se suele perpetuar: el tipo de apego que tenemos en nuestra infancia con nuestros cuidadores se suele perpetuar en nuestros perros.

Si tú, como persona, tienes un apego inseguro es más fácil que no seas capaz de reconocer las necesidades emocionales que tiene tu perro, que estés perpetuando esa no ayuda porque ni siquiera lo reconozcas. Por eso las proporciones son similares en perros y en niños.

El apego en los perros adoptados

Los problemas relacionados con la separación están sobrerrepresentados en perros de perrera probablemente porque la especie humana le ha fallado demasiadas veces a ese animal. A este animal le va a costar confiar...  

¿Cómo se le enseña? Más o menos de la misma manera que a un cachorro sin olvidar que ese vínculo, ese apego, tiene que tener en cuenta la "mochila" que trae consigo el perro, su pasado.

Durmiendo con nosotros, progresivamente...

Lo importante es poder atender al perro para que no se quede solo al principio, para que el proceso de quedarse solo sea supervisado y progresivo.Bajo ningún concepto lo de "me voy ocho horas porque ya llevo una semana habituándote a estar solo". No suele ser suficiente.

Hay que tener presente, recalca Tomàs, que no mostrar síntomas de ansiedad no es sinónimo de tener un buen apego. Hay un tipo de apego inseguro, que en personas es igual, que es aquel perro que cuando muestra sus emociones es castigado o ignorado... El perro no aprende a no tener ansiedad, aprende a no mostrarlo. 

¿Cómo podemos reconocer si nuestro perro tiene un apego seguro?

Generalizando un poco, nos explica Tomàs, un perro que tiene un correcto apego es un animal independiente que se suele saber relacionar bien con otros individuos, tanto perros como personas, pero que al mismo tiempo está muy contento de estar contigo.

Esto no quiere decir que al llegar a casa el perro te pueda saltar encima porque el perro está súper contento... algo que antes se identificaba como algo malo. 

Es un perro independiente que, al mismo tiempo, se fija mucho en su familia o en su cuidador cuando se enfrenta con nuevas situaciones: te mira para ver qué hace en según qué momentos, como comprobando que si lo necesita, estás ahí para ayudarle.

Los perros con apego inseguro pueden ser perros muy explosivos, no tienen la capacidad de resolver conflictos de forma pausada, no tienen esos recursos...Lo que le han enseñado que cuando hay un conflicto, recibe un golpe: en su caso la forma de dar golpes es morder o ladrar, etc. 

Ojo porque muchos de ellos, igual que sucede en niños, anhelan el contacto social... Son perros que han sido maltratados y que no han tenido un contacto social bueno pero lo buscan, mostrando altibajos intensos.  

¿Cuánto tiempo podemos tardar en solucionar un problema relacionado con la separación? ¿Cómo afrontar ese tratamiento?

Debido a ciertos programas de televisión o a medios que difunden información sobre perros sin base científica hay personas que tienen una expectativa equivocada, como si cualquier problema de comportamiento pudiera solucionarse ya, de un día para otro.

Muchos no se solucionan, esto hay que entenderlo.

Antes de poder pensar en ninguna temporalidad, pensemos en nosotros mismos: ¿Cuántos de nosotros hemos sufrido algún problema de ansiedad, miedo... cualquier problema psicológico o psiquiátrico y lo hemos solucionado de un día para otro? Y en el caso de haber acudido al psicólogo o psiquiatra, ¿cuántos lo hemos solucionado?

Hay que ser realistas, es un problema muy complejo, multifactorial, en el que hay factores que no podemos cambiar, no está en nuestra mano hacerlo.

La temporalidad depende mucho del diagnóstico que se haga, del cansancio de la familia a la hora de poner en marcha ciertas técnicas -porque habrán probado algo que habrán escuchado en el parque...- y de los propios factores que desencadenan el problema.

Es algo largo, sí, pero con paciencia y tiempo la mayoría de casos se solucionan.

Se puede manejar farmacológicamente para que el perro esté tranquilo mientras dura el tratamiento que duraría, mínimo, tres - cinco meses para controlar el problema. Aún así, insiste Camps, algunos no se solucionan, con todo el dolor del mundo. 

A veces digo a mis clientes: "Pensad que este mismo problema es un cáncer. Si lo entendemos como un problema médico, que es justamente lo que es, entonces entenderemos que tiene un pronóstico y que no depende solo del tratamiento aplicado ni de las ganas que tenga la familia o el veterinario especialista en solucionarlo, que el animal termine mejorando.

Depende de (algunos) factores que se escapan de nosotros. Y hay algunos que no mejoran, igual que hay cojeras que no se mejoran o un cáncer que no se mejora. Esto, que lo tenemos muy asumido en otras circunstancias, en el ámbito del comportamiento es como si no fuera así."

Como último consejo: mejor evitar a todos aquellos profesionales que prometen que solucionarán un problema relacionado con la separación siempre y que lo harán rápido, es falso.  

PD: Podéis encontrar algunos consejos básicos relacionados con la ansiedad por separación y su tratamiento aquí.

 

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