Es una broma, sí, pero de esas de cámara oculta que son, en teoría, reales: un tipo sale a pasear con una maleta llena de billetes y se va acercando a gente que va con sus perros para hacerles esa pregunta, ¿me venderías tu perro por 10.000 $? ¿Y por 100.000 $ (casi 90.000 €)? Un par de años más tarde volvieron a la carga, esta vez directamente ofreciendo un millón de dólares a las personas perrunas con las que se toparon...
Es un experimento bastante bobo que obviamente busca generar contenido viral pero el resultado tiene algo de interés por las caras de la gente, por sus reacciones viscerales e inmediatas, dejando bien clara la gran importancia que para ellos tienen sus perros.
Esta presunta broma recuerda a otra historia que quizá conozcáis, no tiene nada de graciosa pero por suerte sí final muy feliz: cuando aún no era famoso, cuando estaba empezando su carrera, el actor Sylvester Stallone se vio obligado a vender a su perro, que en ese momento era su mayor apoyo y única compañía, porque no tenía casi ni para comer. Poco después, cuando por fin logró vender el guión de Rocky, lo primero que hizo fue volver a comprar a Butkus, por una cifra infinitamente mayor; a él no le importó.
Esa sería la cara dramática de lo que aquí plantean como algo infinitamente más superficial, pensado para ser un vídeo viral, aunque aún así tiene el asunto tiene chicha.
Efectivamente ¡y menos mal! la mayoría no vendería a su perro ni por todo el oro del mundo. Sólo hay una persona que parece dispuesta a deshacerse de su can pero, nos inclinamos a pensar que ese hombre estaba de broma también.
Aquí podéis escuchar las respuestas que recibe el hombre del maletín cuando trata de comprar perros por la calle.
Nunca. Porque es maravilloso. No lo vendería ni por un millón de dólares. Es parte de la familia... Es mi mejor amigo.
Ni por un millón, ¡porque la quiero y ella es única! Cuando aumentan la cifra nadie parece tomarles en serio, ¡normal! Pero, aún así, ¡qué gusto da ver a tanta gente rechazar todo ese dinero! Sus perros son su familia y punto.
Sería interesante hacer este mismo experimento en España y grabar las respuestas. ¿no?
