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"Cuando vi a Flor, fue un flechazo", Isabel Coixet sobre la protagonista canina de Un Amor, ganadora del GUAUOYA


Última actualización del articulo el día 04/02/2024

Flor es un poco Sieso y Sieso es ahora ya para siempre, un poco Flor. Porque, como nos ha contado Isabel Coixet, directora de Un Amor, la personalidad de Flor, esta perra tan singular y única, una perra hermafrodita que fue abandonada siendo una cachorrota, marcó absolutamente al personaje de Sieso que aparece en la pantalla.

Un Amor, versión cinematográfica de la novela homónima de Sara Mesa, ha recibido un buen número de galardones, opta a 7 Premios Goya y, lo más importante perrunamente hablando, se ha alzado con el GUAUOYA 2024, el premio cinematográfico canino y solidario que organizamos desde SrPerro.com

Por su magnética presencia en la película y por mostrar que una perra a la que alguien maltrató y tiró a un contenedor puede ser felizmente adoptada y además triunfar en el cine, Flor ha sido galardonada con el GUAUOYA 2024. Y por eso hemos querido charlar un rato con Isabel Coixet sobre el rodaje y su relación con la prota canina de su película. 

Ese perro esquivo, arisco e impenetrable, como describe Sara Mesa a Sieso en su novela, con heridas antiguas y un talante poco cariñoso tarda un tiempo en enroscarse en la vida de Nat, la protagonista humana de Un Amor.

En la versión cinematográfica, la perra que fue elegida para darle vida en la pantalla, Flor, no tardó en conquistar a Isabel Coixet y tampoco a la propia Laia Costa, la actriz que encarna a Nat. 

Buscaban a un can especial, explica Coixet, un mestizo que tenía que tener una personalidad particular. Y aunque vieron a varios, Isabel lo tuvo claro de inmediato al conocer a Flor, "fue un flechazo, era exactamente lo que tenía en la cabeza".

A partir de ese momento, la realidad de Flor se incorporó al guión -Sieso no es hermafrodita en la novela- y también al rodaje: sabiendo que no era una "perra actriz", la dejaron muy suelta: "dejábamos la cámara y lo que iba pasando, pasaba… la personalidad de la propia Flor marcó al personaje".

"Un poco lo que hacíamos era seguir lo que ella hacía y lo único que sí tratamos de hacer fue fomentar mucho el vínculo con Laia."

Y está claro que esa relación, ese vínculo tan fuerte que se forja entre dos seres a su manera igual de esquivos, igual de heridos, es lo más luminoso en esa historia tan árida y compleja sobre una mujer sola en un entorno hostil de la España rural más profunda.

Flor / Sieso ha conectado con miles de espectadores, algo que a Isabel Coixet no le ha extrañado: 

"Tengo que decir que no porque hay momentos en la película que hay una emoción palpable.La primera vez que se miran Nat y Sieso es uno de los momentos que más me gustan a mí de la película. Hay una mirada… la primera vez que conectan, me emocionó mucho.

Porque veías a Flor y… yo siento que Flor entiende lo que le pasa a Nat. Quizá es el ser que más la entiende de todos los que salen en la película."

Otra detalle que curioso, comenta Coixet, era, al principio del rodaje "ver el desconcierto de Flor cuando Laia era Laia y cuando pasaba a ser Nat". Se le pasó pronto, luego ya parecía entenderlo.

De hecho hubo otro momentazo de esos que se quedan grabados en la memoria: cuando Nat está en la escalera, la última llamada que hace a Sieso... "Flor la estaba mirando a través del espejo. Ese momento de Flor vigilando a Nat a través del espejo me chocó mucho."

"Fuera del rodaje, a veces Flor me seguía, a veces no… Es un perro que lo miras y hay ahí un montón de cosas. Yo que he tenido perros ya sé que hay un momento en que tú proyectas en el animal muchísimas cosas. Pero en el caso de Flor siempre tenía la sensación que esa cosa asocial y desconfiada estaba basada en una realidad. El perro lo había pasado mal y se le notaba.

Hay algo que las personas que hayan leído la novela de Sara Mesa y después hayan visto la película de Isabel Coixet habrán comprobado que Sieso en el cine tiene un destino distinto al de Sieso de la novela. Y es así por decisión de la propia Coixet, según nos contó.

A partir de aquí hay algunos spoliers importantes sobre Sieso:

"Fue una de las primeras cosas que decidí que había que cambiar de la novela.".

"Me parecía tan injusto (lo que le sucede a Sieso en la novela). Ya entiendo que en la vida pasan cosas así pero yo no soy Michael Haneke, no soy un director nihilista, yo hablo de la oscuridad del mundo pero para generar la esperanza de que más allá de la oscuridad hay una cierta luz."

"Como ya el sumun de las cosas malas que le pasan a Nat estaba esto… el único ser que la entiende y que está con ella, se lo arrebatan. Yo no podía dejar que eso sucediera."

"Si te fijas en la película hay una última mirada que hace la veterinaria a la casa que un poco era… que quien quiera pillar, lo pillará: la veterinaria se da cuenta de que no puede hacer eso, no puede llevar a esa perra a ser sacrificada."

Y, por supuesto, en la vida real, el final del rodaje para Flor fue un evento de lo más emotivo y feliz, captado en este vídeo por la productora Marisa Fernández Armenteros (Buenapinta Media).


Isabel Coixet ahora mismo no tiene perro, nos cuenta, pero comparte el de su hija. Y con ella también comparte la memoria de otro can que se enroscó en sus vidas, Jelly Bean, al que adoptaron y murió de repente, al año...

Preguntamos a Isabel Coixet a qué otro perro de cine daría un premio este año y su dictamen es tajante: Alma, la perra de Fallen Leaves de Aki Kaurismaki es quien se lo merece -después de Flor, por supuesto- y detrás de ambas, Messi, el perrete de Anatomía de una Caída.

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